viernes, 31 de enero de 2014

NGC2683 - Galaxia en Lynx

Descubierta la noche del 5 de febrero de 1788 por William Herschel, NGC2683 es una galaxia espiral tipo Sb que podemos encontrar en la constelación de Lynx.

Carta generada con Cartes du Ciel

Es una galaxia asequible a pequeños telescopios observada desde un lugar oscuro gracias a su tamaño (9,1’x2,7’), y por su magnitud de 9,7. Situada a unos 19 millones de años luz de distancia, es una de las galaxias más cercanas a la nuestra.

NGC2683 recibe el nombre de Galaxia UFO, es decir, lo que sería en español Galaxia OVNI, debido a que cuando se observa a través del telescopio se asemeja con la imaginería que representa el típico platillo volante. Desde nuestra perspectiva la vemos de perfil, un perfil que se extiende a lo largo de 38.500 años luz de distancia. Un dato a tener en cuenta cuando la estemos observando.

La noche del 7 de diciembre de 2013 estaba disfrutando de mi SC de 235mm y de unos cielos oscuros, así que me animé a apuntar hacia ella con grandes expectativas gracias a los datos que había recabado de ella.

Este es el dibujo que hice con el ocular Nagler de 16mm (146x):



Y por el ocular se ve realmente bonita, aunque rápidamente me doy cuenta que no va a ser fácil dibujarla.

Con la vista bien adaptada a la oscuridad se muestra bien clara, alargada, con un núcleo brillante y ovalado envuelto por un halo un poco irregular que es más o menos extenso dependiendo de si la observamos con más o menos paciencia.

Una paciencia que he puesto a prueba por mi parte, ya que es encender la linterna roja para empezar el dibujo y desaparecer la galaxia y prácticamente todas las estrellas del campo. Hasta que vuelvo a conseguir las condiciones ideales de observación pueden llegar a pasar dos o tres minutos.

A estos aumentos, el campo estelar donde se encuentra enmarcada NGC2683 no puede decirse que sea especialmente rico ni en lo que respecta a número de estrellas, ni en estrellas brillantes. La que más destaca es USNO J0852539+332425 que presenta una magnitud de 12.

Pero como suele pasar en estos casos, cuando se observan objetos tenues y delicados, esto es una ventaja, ya que no hay nada que pueda canibalizar la tímida presencia de la galaxia.

Finalmente, con los ojos bien adaptados, utilizando la visión lateral y moviendo ligeramente el tubo, el espectáculo que ofrece NGC2683 es una excelente recompensa por todos los esfuerzos que se han tenido que hacer para sacarle el máximo partido. Eso sí, imprescindible cielos oscuros.

Acabo con la imagen de esta bonita galaxia tomada de Aladín:

Aladín

Por cierto, he visto que Roberto Ramos estuvo visitando NGC2683 la misma noche en que la pude observar yo. Una buena oportunidad para comparar diferentes condiciones de observación para un mismo objeto y una muestra que cuando estamos mirando por nuestro telescopio no estamos tan solos como pueda parecer:

http://dibujodelcielonocturno.blogspot.com.es/2013/12/observacion-galaxia-ngc-2683-lynx.html

sábado, 25 de enero de 2014

NGC2420 - Cúmulo abierto en Gemini

Ya he comentado algunas veces que cuando me planifico la observación de un objeto que no haya visto antes prefiero no ver previamente fotografías ni dibujos de él, ni tampoco leer impresiones de otros observadores. De esta manera quiero evitar sentirme condicionado cuando pongo el ojo en el ocular y describir de manera sincera lo que realmente estoy viendo por el telescopio.

A veces esta manera de observar ha implicado que se me haya pasado por alto algún detalle interesante y peculiar, con lo que me veo obligado a volver a observar ese objeto otra noche para profundizar más atentamente en lo que nos puede llegar a ofrecer visualmente. Pero la mayoría de veces me permite anotar bastante fielmente lo que veo. Después disfruto comparando mis observaciones con las de otros aficionados viendo coincidencias o aspectos que me han pasado desapercibidos mientras que a otros les han llamado especialmente la atención, y al revés.

En este sentido siempre me han parecido curiosas las descripciones de los astrónomos que iban descubriendo el cielo hacia los siglos XVIII y XIX de objetos estelares que describían como nebulosidades. Pues bien, esta experiencia la tuve sin querer observando el cúmulo abierto NGC2420 en la constelación de Gemini.

Carta generada con Cartes du Ciel

Primero voy a transcribir las notas que tomé la noche del 6 de diciembre de 2013 observando desde cielos oscuros con mi SC de 235mm:

“Después de estar más de un cuarto de hora con este cúmulo, tengo que reconocer que me quedo con una gran duda. ¿He visto un cúmulo asociado a nebulosidad, o sencillamente un cúmulo formado por un gran número de estrellas débiles, extremadamente débiles que me dan esa sensación engañosa de nebulosidad?

Lo investigaré más tarde, pero a priori, si tuviera que apostar, diría que es un cúmulo abierto asociado a nebulosidad”.

Como más tarde explicaré, habría perdido miserablemente la apuesta. Pero sigo con mis anotaciones in situ:

“NGC2420 no es demasiado extenso ni especialmente brillante, aunque con pocos aumentos ya resalta de forma bastante orgullosa. Pero exige más aumentos, así que opto por dibujarlo a 146x. En un primer vistazo percibo una decena de estrellas que me recuerdan un ancla, pero a medida que voy adaptando mejor la vista a la oscuridad, utilizo la visión lateral y muevo un poquito el tubo, voy detectando más estrellas y la sensación de nebulosidad que comentaba antes va en aumento.

Por más que lo intento soy incapaz de resolver más estrellas que las que he dibujado.

Pongo el filtro UHC para intentar confirmar la presencia de nebulosidad, pero no me ofrece nada definitivo, la sensación de nebulosa asociada a un cúmulo abierto persiste, pero no se hace más marcada que sin el filtro, con lo que me continúan asaltando las dudas.

Otra cosa que me llama la atención es que de todas las estrellas que percibo con cierta claridad, noto colores azulados y amarillentos, nada homogéneo.

Realmente, NGC2420 es un cúmulo abierto muy interesante del que tengo muchas ganas de consultar observaciones hechas por otros aficionados”.


Y después del dibujo de lo que más o menos vi de NGC2420, esto es lo que he ido recopilando acerca de este cúmulo abierto.

En primer lugar confirmar que NO es un cúmulo asociado a nebulosidad, sino que es un cúmulo formado por, según unos estudios, 1.000 componentes esparcidas a lo largo de tan sólo 30 años luz; y según otros, por 300 en 15 años luz. Sea como sea, una altísima densidad estelar.

Descubrir esto me dejó un poco desanimado. ¿Estaré con la edad perdiendo facultades a la hora de observar? Sin embargo no tardé en volverme a animar leyendo en el libro “The Secret Deep” de Stephen James O’Meara que el autor había confundido NGC2420 con un cometa la primera vez que lo observó. Fue buscando cometas con el refractor de 9” del Harvard College Observatory en Cambridge, Massachusetts. NGC2420 en este sentido sería ni más ni menos que un serio candidato a ser incluido en el listado hecho por Messier de objetos que pueden ser confundidos con un cometa.

También me confirmó mis apreciaciones a pie de telescopio ver algunos dibujos del cúmulo hechos por otros observadores como Ferenc Lovró:

http://www.graphitegalaxy.com/index.cgi?showsketch=144

O este otro de Peter Mayhew:

http://bishnature.wordpress.com/2012/02/26/mars-secret-deep-galaxies-and-clusters/

NGC2420 es un cúmulo abierto descubierto en 1783 por William Herschel que se encuentra a unos 8.800 años luz de distancia, presenta una magnitud aparente de 8,3 y se extiende a lo largo de 6’.

La magnitud de sus estrellas abarca desde la 11 hasta la 18, razón principal por la que ofrece esta sensación de nebulosidad que a mí me engañó mientras lo estaba observando.

Es también uno de los cúmulos más viejos de nuestra galaxia, con una edad estimada de unos 2.000 millones de años.

Otra peculiaridad es que se encuentra a una distancia de unos 3.000 años luz por encima del núcleo galáctico. Dos son las hipótesis que se han planteado para explicar esta poco usual posición, ya que normalmente los cúmulos abiertos se encuentran en el núcleo de nuestra galaxia. Una es que fuera desplazado desde el disco galáctico debido a una interacción con un objeto masivo. La otra es que se formara en otra galaxia que fue absorbida posteriormente por la Vía Láctea.

Viendo que la mayoría de estrellas que lo componen son muy débiles no quiero terminar sin adjuntar esta imagen extraída de Aladín:

Aladin

Un cúmulo muy curioso y agradecido de observar, pero eso sí, exige unos cielos oscuros y un telescopio de buena abertura para exprimirlo al máximo.

sábado, 18 de enero de 2014

IC351 - Planetaria en Perseus

La noche del 6 de diciembre de 2013 me había planteado cazar unas cuantas nebulosas planetarias aprovechando unas condiciones favorables de observación, disfrutando de un cielo oscuro y de mi SC de 235mm.

Había empezado con IC2003 en la constelación de Perseus, y el siguiente paso lógico era continuar con IC351, una planetaria que se encuentra a tan sólo unos 2º de IC2003. Con telescopios pequeños llegan a verse en el mismo campo del ocular, pero son tan pequeñas y esquivas que lo mejor es atacarlas de manera independiente.

Carta generada con Cartes du Ciel

Viniendo de observar la IC2003, nada más poner el ojo en el ocular de 25mm (94x) y he visto IC351 he pensado: “Mira, parece la hermana pequeña de IC2003”. Y a nivel visual, la única diferencia que encuentro entre ellas es el tamaño con que la percibo. IC2003 presenta un diámetro de 8,6” por 7” de IC351. Esto hace que aumente un poco la dificultad de observarla con comodidad.

Ya con estos aumentos es posible distinguirla del resto de estrellas que pueblan el campo del ocular, sin embargo no es fácil, es necesario concentrarse un poco y saber dónde mirar.

Es preferible una vez localizada forzar aumentos, y así lo hago, llegando hasta los 235x:



Pero forzar aumentos, como casi todo en esta vida, también tiene sus pros y sus contras. Ahora la planetaria se percibe más claramente, pero lo que antes era un rico campo estelar, ahora se ha convertido en una zona pobre de estrellas. Sólo destaca una tríada de magnitudes desiguales cerca de IC351 que, por su parte, parece estar aislada de todo.

Una pequeña y esquiva planetaria de forma redondeada y con un color blanquecino. Después de unos minutos observándola veo que no soy capaz de sacarle ningún detalle más, y de la estrella central ni me planteo intentarlo, ya que brilla con una magnitud de 15,8.

Para ir terminando añado el filtro OIII y la planetaria se hace mucho más evidente. En este caso sirve de gran ayuda, aunque a nivel de detalles superficiales continúa escondiéndome sus secretos.
Catalogada también como PK159-15.1, esta planetaria que brilla con una magnitud de 11,9 se encuentra a una distancia estimada de 13.000 años luz.

IC351 representa un buen reto, más complicado que el de IC2003, y su observación debe tomarse como esto, un buen reto consistente en cazar una tímida y esquiva planetaria.

viernes, 10 de enero de 2014

IC2003 - Nebulosa Planetaria en Perseus

La noche del 6 de diciembre de 2013 me encontraba disfrutando de un cielo oscuro con mi SC de 235mm. Una noche de aquellas en que sólo los que comparten afición pueden entender que uno lo pase bien bajo un cielo estrellado calado por la humedad y el frío.

Con los dedos prácticamente insensibles, cogí el lápiz y apunté: “Pequeña, redondeada, grisácea y exigente en cuanto pide cielos oscuros para ser percibida con cierta facilidad”.

Y a continuación dibujé lo mejor que pude lo que veía por el ocular de 10mm (235x) que no era otra cosa que la nebulosa planetaria catalogada como IC2003 (PK 161-14.1) situada en la constelación de Perseus:



La principal gracia de IC2003 es ser capaz de cazarla.

Carta generada con Cartes du Ciel

Primero había localizado la zona donde debería encontrase la planetaria, entre Zeta y Xi Persei, con el ocular de 25mm y ya en un primer momento la pude distinguir perfectamente como una estrella que necesita ser enfocada. No había posibilidad de confusión, el resto de estrellas se encontraban perfectamente puntuales.

Decidí forzar aumentos hasta los 235x, los máximos en condiciones que me permitía la turbulencia de la noche, y pude verla un poco más grande, pero sin llegar a distinguir en su interior ningún tipo de detalle. Y menos a su estrella central que brilla con magnitud 15,3. Lo que sí cambia respecto a observarla sin forzar tanto los aumentos, es que ahora puedo ver una serie de estrellas más débiles en el campo del ocular. Una de ellas, de magnitud 13,2, se encuentra justo al lado de IC2003 y ofrece una sensación de estar ante una doble de magnitudes extremadamente desequilibradas. Una bonita sensación.

De todas maneras, hay que tener en cuenta que estas estrellas alrededor de la magnitud 13 sólo las podremos percibir con telescopios de abertura adecuada y con cielos decentes.

Con la vista ya bien adaptada a la oscuridad probé a utilizar los filtros OIII y UHC, pero aparte de dejar la planetaria un poco más marcada y de hacer desaparecer la mayoría de estrellas que la acompañan, no me ofrecieron ningún detalle de su estructura. Llegado a este punto, me gustaría comentar que algunos observadores que utilizan telescopios de mayor abertura, han llegado a distinguirla con cierta forma anular. Con mis 235mm de abertura no fue el caso.

IC2003 fue descubierta por Thomas Henry Espinall Compton Espin el 18 de enero de 1907 y su naturaleza de planetaria fue identificada correctamente por primera vez por Edwin Hubble. Se extiende en el cielo con un diámetro de 8,6” y se estima que está situada a unos 15.263 años luz de distancia.

En definitiva, una planetaria cuyo principal aliciente es, precisamente, localizarla y percibirla como un pequeño redondel difuso.

sábado, 4 de enero de 2014

NGC2371 y NGC2372 - Planetaria bipolar en Gemini

El 12 de marzo de 1785 William Herschel descubrió dos nebulosas en la constelación de Gemini separadas por tan sólo 1”. Dos nebulosas que posteriormente serían catalogadas como NGC2371 y NGC2372. Sin embargo, estos dos objetos en realidad corresponden a una única nebulosa planetaria, que al igual que M76, presenta una forma bipolar.

Esta planetaria se encuentra a unos 4.300 años luz de distancia, brilla con una magnitud de 11,3 y se presenta un diámetro de 58”. De todas maneras, aunque la veamos con este tamaño relativamente pequeño, no debemos olvidar que en realidad se extiende a lo largo de unos 3 años luz de distancia, con lo que estamos ante una de las nebulosas planetarias más extensas que conocemos.

La estrella central brilla con una magnitud de 14,8, por lo que queda fuera de mis posibilidades de observación, pero no deja de ser interesante saber que anteriormente había sido una gigante roja, como Omicron Ceti (Mira) y que actualmente, habiendo expulsado sus gases hacia el espacio, mantiene una temperatura de 133.000ºC. Su destino final una vez disipados todo su material gaseoso en el espacio será convertirse en una enana blanca.

Como la gran mayoría de planetarias es asequible con pequeños telescopios, pero para sacarle el máximo partido a su observación, la abertura manda.

No resulta excesivamente complicado localizarla si disfrutamos de cielos oscuros, ya que se encuentra a 1º41’ al norte de Iota Geminorum, una estrella de magnitud 3,75 y a 3º de Castor, la Alpha de Gemini.



La noche del 6 de diciembre de 2013 apunté mi SC de 235mm hacia NGC2371-72 aprovechando una noche sin Luna y unos cielos oscuros.

No me esperaba poder disfrutar tanto de esta planetaria, pero al localizar la zona donde debería encontrarse utilizando un ocular de gran campo y bajos aumentos y percibirla perfectamente, me he empezado a animar.

Y más cuando después de acostumbrar la vista a la oscuridad su naturaleza bipolar se hace evidente. De todas maneras, está claro que se necesita forzar aumentos, así que opto por los 235x que me proporciona mi ocular de 10mm para dibujarla.



Primero he dibujado las estrellas que la acompañan en este reducido campo y a continuación, antes de emprenderla con la planetaria he apagado la linterna y he dedicado un buen rato a adaptar lo mejor posible la vista a la oscuridad para no perderme detalle.

Y ha resultado ser una gran idea. Paulatinamente la forma bipolar de la planetaria se iba haciendo cada vez más evidente. Su tamaño a nivel visual, sin llegar a ser gigantesca, es lo suficientemente grande como para poder observarla sin demasiado sufrimiento.

El lóbulo izquierdo (NGC2371), en el dibujo, se muestra más marcado, mientras que el de la derecha, aun estando bien presente, se nota un poco más difuminado.

En un primer momento notaba las dos partes separadas por una zona oscura, con lo que le encontré cierta justificación al hecho que Herschel indicara dos objetos independientes, pero a medida que pasaban los minutos iba percibiendo un halo que envuelve los dos lóbulos ofreciendo un aspecto unificado.

El filtro OIII me sirve para poder ver la planetaria más marcada. La lástima es que la turbulencia atmosférica de la noche no acompaña demasiado y tengo que contentarme con estos aumentos. No vale la pena ir más allá.

Con todo, he disfrutado mucho con esta planetaria no demasiado conocida, pero realmente espectacular si se puede observar con unas condiciones de oscuridad y abertura del telescopio adecuadas.

Para finalizar comentar que en noviembre de 2007 el Telescopio Espacial Hubble fotografió NGC2371, imagen con la que podemos disfrutar de la estremecedora belleza que transmiten las nebulosas planetarias:


http://www.nasa.gov/multimedia/imagegallery/image_feature_1054.html

PD: ASOD de 23 de enero de 2014 - http://www.asod.info/?p=11350

jueves, 2 de enero de 2014

Satélites geoestacionarios o geosíncronos

Los aficionados a la astronomía estamos acostumbrados a la presencia de satélites artificiales que podemos observar tanto a simple vista como a través de nuestros prismáticos o telescopios. Personalmente, ha llegado un momento en que ya no me sorprende ver pasar un punto luminoso a velocidad constante de una punta a otra del campo del ocular mientras estoy observando algún objeto celeste.

Gracias a páginas como Calsky (http://www.calsky.com/) podemos planificar el paso de satélites sobre nuestro lugar de observación, desde un simple satélite de comunicaciones hasta la impresionante Estación Espacial Internacional. Los destellos de los satélites Iridium también son un espectáculo que podemos ver en el cielo, tal como ya comenté en esta entrada:

http://www.laorilladelcosmos.blogspot.com.es/2013/08/destello-del-satelite-iridium-47.html

Pero hay otra clase de satélites sobre los que no solemos reparar en ellos. Se trata de los satélites geoestacionarios o geosíncronos. Estos satélites se caracterizan por mantenerse, en apariencia, estáticos en el cielo, ya que describen órbitas sobre el ecuador terrestre con la misma velocidad angular que la Tierra.

Para conseguir esto suelen ponerse en órbita a una altura de unos 36.000 km, altitud donde la fuerza de atracción terrestre y la centrífuga se equilibran, desplazándose a una velocidad de 11.000 km/h.

Para permanecer en estos parámetros ideales es necesario realizar rectificaciones orbitales mediante equipos de propulsión, ya que las fuerzas gravitacionales de la Luna, el Sol, los vientos solares y la misma forma de la Tierra provocan que se modifique gradualmente su posición.

El caso es que así como a lo largo de la noche vemos moverse las estrellas en el cielo, si apuntamos nuestro telescopio hacia un satélite geoestacionario, lo veremos anclado siempre en el mismo punto.

Al no ser habitualmente demasiado brillantes, la manera más sencilla de localizarlos es mediante una fotografía. Simplemente con la cámara montada en un trípode, apuntando al lugar adecuado y tomando una imagen de minuto, minuto y medio, podemos cazar estos peculiares satélites.

La noche del 31 de diciembre de 2013, preparando la entrada del nuevo año, no quise dejar pasar la ocasión de tomar una foto donde se pudieran apreciar estos puntos estáticos. Entrando los datos en la página de Calsky, vi que hacia las 21h T.U. la constelación de Orión pasaría por los dominios de los satélites geosíncronos:



Así que, como no tenía mucho que perder, me dispuse a montar mi Nikon D5100 sobre el trípode, sacar la foto y volver a la fiesta de fin de año sin aumentar la fama de excéntrico que tan bien ganada tengo desde que me aficioné a la observación astronómica.

El 1 de enero de 2014, recuperándome de la noche anterior, pude comprobar que la misión “satélites geoestacionarios” fue todo un éxito:

 

Bueno, no deja de ser una curiosidad para pasar el rato capturando estos satélites cuya utilización fue propuesta por primera vez  en 1945 por el científico y escritor Arthur C. Clarke.