viernes, 31 de octubre de 2014

NGC1514 - Nebulosa planetaria en Taurus

La noche del 27 de septiembre de 2014 estrené un nuevo telescopio. Se trata de un refractor APO ED80 de la marca Astro Professional. La intención es utilizarlo básicamente para astrofotografía y para salidas donde necesite un instrumento manejable y quiera ir más allá de mis prismáticos 15x70.

El caso es que hacía ya algunas semanas que lo tenía, pero por culpa del tiempo hasta esa noche no pude estrenarlo. Y para colmo, cuando ya iba lanzado, las nubes que al iniciar la sesión mixta de foto y observación se encontraban apelotonadas en el horizonte, hacia las 00h 45m T.U. se adueñaron de todo el cielo.

Así que básicamente tan sólo hice un primer intento de fotografía de M33 y una rápida observación de la nebulosa planetaria NGC1514 situada en la constelación de Taurus.

Acostumbrado al SC de 127mm y al SC de 235mm, he de reconocer que me costó un poco adaptarme al refractor de 80mm. Su punto fuerte son los campos amplios, mientras que cuando es necesario forzar aumentos, siempre se queda uno con una sensación de cierta insatisfacción. Es otra aproximación a la observación astronómica y resulta bien cierto que no existe el telescopio perfecto para todo.

Como he dicho, no fui capaz de exprimirlo todo lo que hubiera querido por culpa de las nubes, pero en cuanto a calidad mecánica y óptica no me defraudó en absoluto. De todas maneras me queda pendiente probarlo con la Luna y objetos brillantes a ver qué tal responde.

Pero centrémonos en NGC1514.

No lo esperaba, pero esta planetaria ha resultado ser un objeto realmente curioso y bonito de observar, que no quiere decir que sea fácil, que no lo es. Por lo menos con el ED80.

Localizo la zona donde se encuentra y voy utilizando diversos oculares para ir viendo qué resultado me dan. Al final decido hacer el dibujo de lo que veo con una nueva adquisición pensada para sacarle el máximo partido al refractor, el Hyperion de 8mm, que proporciona unos confortables 70x.



El Hyperion de 8mm es un ocular más que decente por el precio que tiene. Lo mejor de él es el campo que ofrece. Cierto es que en los bordes las estrellas no aparecen todo lo puntuales que sería deseable, aunque es soportable precisamente por el gran campo del Hyperion.

NGC1514 no resulta excesivamente complicada de encontrar, ya que tenemos de referencia dos estrellas de magnitud similar que flanquean a la planetaria. Una de ellas, la HIP19397 presenta un bonito color anaranjado gracias a su clase espectral K3 III brillando con magnitud 8,1. La otra estrella es TYC2358-1977-1, de magnitud 8,4 y blanco-azulada.

En un primer momento veo la estrella central de NGC1514, catalogada como HIP19395, que presenta una generosa magnitud 9,4, pero curiosamente, la nebulosa sólo brilla por su ausencia. Esto me llama especialmente la atención, porqué habitualmente, en la observación de planetarias sucede todo lo contrario: lo dificultoso es poder percibir la estrella central.

En vista del éxito decido utilizar los filtros, y después de hacerlo compruebo que el que mejor resultado me da es el UHC más que el OIII. Con el filtro se aprecia perfectamente una nebulosidad redondeada que envuelve a la estrella que antes se me mostraba como otra de tantas.
El efecto es precioso: una potente estrella envuelta en una delicadísima nebulosa, de forma redondeada y tamaño considerable, en la que no soy capaz de discernir ningún detalle interno. Pero estéticamente no tiene desperdicio.

Eso sí, no sé si será por la humedad de la noche o por la poca abertura del telescopio, pero es quitar el filtro y desaparecer la nebulosa. Por suerte, al ser la estrella central tan brillante, aguanta el tipo perfectamente incluso con el OIII.

He quedado encantado con ella y mientras estoy desmontando el telescopio ya con el cielo tapado, pienso que tengo que volver a observarla con el SC de 235mm forzando los aumentos todo lo que pueda, a ver si puedo llegar a distinguir algún detalle más. Ciertamente, en esta fotografía de Aladin, se muestra sugerente y da la sensación de poder ofrecer mucho más:

Aladin

Como suelo hacer, después de observar por primera vez un objeto, empiezo a buscar información referente a él, y lo que he encontrado de NGC1514, me ha resultado tanto o más interesante que cuando la observé por el ocular.

NGC1514 fue descubierta por William Herchel el 13 de noviembre de 1790 y parece ser que se quedó tan sorprendido como yo al ver la estrella central de manera tan clara y rodeada de nebulosidad.

Hasta ese momento, los astrónomos de la época interpretaban que esas planetarias eran nubes formadas por estrellas tan lejanas que no podían resolverse. S. J. O’Meara cuando habla sobre ello en su libro “The Secret Deep”, indica que se suponía que era lo mismo que cuando observamos nuestra Vía Láctea a ojo desnudo, vemos un camino blancuzco que se asemeja a una nebulosidad, pero que en realidad está constituida por una gran cantidad de estrellas que no somos capaces de individualizar con nuestros ojos.

De ahí la sorpresa de Herschel, quien dejó anotado:

“Un fenómeno singular; una estrella de la magnitud 8 con una débil atmósfera luminosa con forma circular, de unos 3’ de diámetro. La estrella está perfectamente centrada, y la atmósfera está tan diluida, débil y repartida por igual, que no puede presuponerse que esté formada por estrellas, ni puede haber ninguna duda de la evidente conexión entre la atmósfera y la estrella”.

Un paso adelante para llegar a alcanzar a conocer la verdadera naturaleza de las nebulosas planetarias. Camino que concluyó en 1864 cuando gracias al análisis del espectro William Huggins demostró que se trataba de gases y no de estrellas irresolubles.

Pero los secretos que esconde NGC1514 son más que su naturaleza gaseosa: Según recientes descubrimientos, la nebulosa rodea una pareja de estrellas que orbitan una alrededor de la otra en un período de entre tan sólo 4 ó 10 días. Los gases emanan de la estrella más grande del sistema, y a consecuencia de la interacción gravitacional entre la pareja estelar, se forman las curiosas elipses que pueden apreciarse en fotografía.

Situada a unos 815 años luz de distancia, NGC1514 es una planetaria peculiar que bien vale una visita. Eso sí, necesitaremos cielos oscuros y el uso de filtros para sacarle el máximo partido.

viernes, 24 de octubre de 2014

Albireo (Beta Cygni)

Sin lugar a dudas, si hiciéramos una encuesta entre todos los astrónomos aficionados acerca de cuál consideran la estrella doble más bonita del cielo, la elegida por una mayoría abrumadora sería Beta Cygni, más conocida como Albireo.

Y realmente, las razones de ello son de gran peso. Su precioso contraste cromático, su brillo, su cómoda separación, su fácil localización, su vista en las cálidas y agradables noches de verano… todo ello nos invita a disfrutar de ella.

Pero vayamos por partes. Lo primero es saber dónde se encuentra y localizarla. Y nada más sencillo.

Incluso desde unos cielos castigados por la contaminación lumínica podemos distinguir el llamado “Triángulo de verano”, que no es otra cosa que el asterismo formado por Deneb (Alpha Cyg), Altair (Alpha Aql) y Vega (Alpha Lyr):

Carta generada con Cartes du Ciel

Una vez situados en esta porción de cielo, nos centramos en Deneb y a partir de ella sólo deberemos trazar una línea recta que vaya pasando por Sadr, Eta Cyg y finalmente, Albireo.

Carta generada con Cartes du Ciel

No debemos dejarnos engañar por su nomenclatura. A pesar de ser la Beta de la constelación del Cisne no es la segunda estrella más brillante que podemos encontrar en ella, sino la quinta.

Más brillantes tenemos a Deneb (mag. 1,3), Sadr (mag. 2,2), Giennah (mag. 2,5) y Delta Cyg (mag. 2,9). Albireo, sin embargo, no queda muy atrás con su magnitud 3,2.

A ojo desnudo veremos tan sólo una simple estrella, pero ya con unos prismáticos 10x50 (mejor si los mantenemos sujetos con un trípode para que no baile la imagen) podremos desdoblar ese punto solitario en dos estrellas de colores espectaculares.

Cualquier telescopio es capaz de ofrecernos una visión soberbia, y debido a ello, suele permanecer en el recuerdo de todos aquellos afortunados que han tenido la oportunidad de echarle un vistazo.

En agosto de 2008 apunté hacia ella mi SC de 127mm.


Dejé anotado lo siguiente:

“Aconsejo poner directamente los 50x y empezar a disfrutar de esta doble que pasa por ser la preferida de mucha gente y que para mí se encuentra entre las 5 mejores que se pueden ver con un telescopio de aficionado.

Amarilla la principal y azul la secundaria. Una maravilla. Curiosamente es a primer golpe de vista que se aprecian mejor los colores. Cuando llevo un buen rato observándola, el azul de la secundaria lo noto más apagado. A 69x también se ve preciosa y a 125x ya empieza a estar demasiado separada para mi gusto, y además, esta noche le empieza a afectar la turbulencia atmosférica”.



Para disfrutarla a nivel visual no afecta, pero lo cierto es que saber que estas dos estrellas forman un par físico, añadiría un plus a su observación. Y aunque muchos indicios apuntan a que lo sean, no se puede, de momento, asegurarlo con absoluta certeza. Con todo, no deja de impresionar ser conscientes de que si al final se confirma que realmente estuvieran unidas gravitacionalmente, se estima que su período orbital sería de al menos 75.000 años.

Lo que sí podemos afirmar es que en cualquier caso, Albireo A no está sola. En 1976 Harold McAlister descubrió que la componente principal, Beta1 Cygni, tenía una compañera de magitud 5,2, de la que se ha podido estimar que presenta un período orbital de 213 años. Actualmente se encuentran separadas la una de la otra por 0,38”, lejos, por desgracia, del alcance de la mayoría de telescopios de aficionado.

También existe una curiosidad que no suele ser muy habitual. Tal como indica Bob Argyle en su libro “Observing and Measuring Visual Double Stars”, en 1980 D. Bonneau y R. Foy midieron mediante la técnica de interferometría de moteado (en inglés Speckle Interferometric) una nueva componente más cercana a Beta1 Cyg, más concretamente separada por 0,12” y con un ángulo de posición de 163º. Su presencia pudo ser confirmada en 1995, pero desde esa fecha no ha sido vista de nuevo.

Por otro lado, en febrero 2007 L. C. Roberts descubrió una débil compañera de Beta2 Cygni, separadas por tan sólo 0,39”.

De manera que estaríamos hablando de un posible sistema quíntuple.

Viendo todo esto, no está de más echar un vistazo directamente al listado del WDS para comprobar qué entradas tiene Albireo (WDS 19307+2758) y ante mi sorpresa me encuentro con esto, nada más y nada menos que 15 componentes:


Por otro lado, sorprende que aparezcan siete “descubridores”: D. Bonneau (BNU), H.A. McAlister (MCA), F. Struve (STFA), A. Wallenquist (WAL), J. Coutot (CTT), J. Schlimmer (SMR) y L.C. Roberts (RBR).

Y de entre todos ellos el que más me llama la atención es J. Schlimmer, con siete entradas diferentes. Más tarde veo la razón. No es que haya descubierto componentes físicas que formen parte del sistema de Beta Cygni, sino que ha presentado una medición de las estrellas más débiles que ha encontrado alrededor de Albireo, tal y como se puede comprobar en el artículo que presentó en el número de octubre de 2013 en “Journal of Double Star Observations”:

http://www.jdso.org/volume9/number4/Schlimmer_230_246.pdf

En cuanto a características físicas, Albireo A es una gigante naranja de clase espectral K3II, 950 veces más luminosa que el Sol y con un diámetro 50 veces mayor. La componente que orbita con ella, descubierta por McAllister presenta una clase espectral B9V.

Albireo B (Beta2 Cygni) es una estrella de clase espectral B8V que tiene un periodo de rotación inferior a 14,4 horas, lo que significa que gira sobre sí misma a una velocidad muy elevada, estimada en unos 250km/s. Beta2 Cyg está tipificada como una estrella de tipo Be, que se caracterizan por estar rodeadas por un disco de gas fruto de la pérdida de material estelar.

Albireo se encuentra a unos 385 años luz de distancia.

Dejando un poco de lado estos aspectos más científicos de este bonito par, comentar como curiosidad que originalmente, en los textos árabes esta estrella era conocida como Al-Minhar al-Dajajah, es decir, algo así como “El pico de la Gallina”. Con el tiempo, fruto de malas traducciones y fusiones culturales, al final el nombre de la estrella derivó hasta el que conocemos hoy en día, Albireo.

Para finalizar me gustaría compartir una fotografía que hice en 2004 (Sí, yo también me he sorprendido, hace 10 años…) con el SC de 127mm y la Neximage de Celestron, la primera cámara que me compré para fotografiar la Luna, planetaria y mis queridas estrellas dobles:


Pero sin lugar a dudas, la mejor manera de terminar es coger el telescopio o unos prismáticos y disfrutar de la belleza de esta preciosa doble por nosotros mismos.

jueves, 16 de octubre de 2014

Asterismo de la Pequeña Cruz (Mini-Cross) en Pegasus

De vez en cuando necesito descansar un poco la vista después de pelearme con objetos débiles y difusos que me obligan a realizar un verdadero esfuerzo a la hora de intentar exprimirlos al máximo.

Y para ello suelo visitar alguna doble asequible o algún que otro asterismo.

La observación de asterismos no suele ir mucho más allá de la contemplación de un grupo de estrellas que destacan sobre el resto al estar dispuestas de una forma peculiar.

Y por esta razón, no existe ningún catálogo oficial con un listado de asterismos. De hecho, mientras observamos podemos “descubrir” nuestros propios asterismos:

http://laorilladelcosmos.blogspot.com/2009/06/asterismo-oscar-1-en-cygnus.html

http://laorilladelcosmos.blogspot.com.es/2012/11/asterismo-del-adn-oscar-2-en-cassiopeia.html

De todas maneras, siempre podemos encontrar algún listado elaborado por aficionados que nos puede resultar de gran utilidad a la hora de pasar unos momentos menos exigentes, visualmente hablando, a pie de telescopio.

En la página índice del blog tengo dedicado un apartado de “Asterismos” donde he incluido todos los que he observado hasta el momento:

http://www.laorilladelcosmos.blogspot.com.es/p/indice.html

Básicamente, mis fuentes a la hora de encontrar estos peculiares grupos estelares son el libro de Sue French “Deep Sky Wonders” y los siguientes listados:

Remelza Damakers: http://deepsky.waarnemen.com/asterisms/Asterisms_EN_VER4.2.pdf

Saguaro Astronomy Club: http://www.saguaroastro.org/content/downloads.htm

Precisamente del libro de Sue French tenía anotado el asterismo de la constelación de Pegasus conocido como “Mini-cross” (La Pequeña Cruz), situado en las siguientes coordenadas:

AR: 00h 10,5m
Dec.: +15º 18’

Es muy fácil de encontrar.

Localizamos Algenib (Gamma Peg), la estrella del vértice sureste del cuadrado de Pegasus, y a sólo 40' al oeste de ella descubriremos el asterismo.

Carta generada con Cartes du Ciel

Carta generada con Cartes du Ciel

Y la noche del 16 de agosto, con mi SC de 235mm y unos cielos oscuros, llegó el momento ideal para visitarlo. Necesitaba relajarme un poco después de pelearme con algunas galaxias y planetarias, de manera que apunté hacia este asterismo a ver qué me ofrecía.



Y lo primero que me viene a la cabeza es que sí, me recuerda a una cruz, pero más que eso, me recuerda la constelación del Cisne. Cinco estrellas azuladas que van de la magnitud 8,2 de HIP856 a la 10,3 de TYC1178-1426-1, que equivalen en cuanto a posición relativa a Deneb;  Gamma, Delta y Epsilon Cygni; y Albireo.

Más tarde, releyendo las impresiones de Sue French, confirmo que realmente, el apelativo de “Mini-cross”, hace referencia a su semejanza a la disposición de las estrellas que he comentado de la constelación de Cygnus, que es conocida también como la Cruz del Norte.

Es preferible utilizar los mínimos aumentos posibles para disfrutar de este asterismo. En mi caso, con el ocular Hyperion de 31mm y los 75x que me daba, la visión era soberbia.

Tengo que reconocer que visitar este curioso asterismo me ha permitido relajar la vista tal como era mí intención. Vale la pena echarle un rápido vistazo si visitamos la zona de Pegasus.

viernes, 10 de octubre de 2014

NGC6709 - Cúmulo abierto en Aquila

Esto no es la crónica de una observación. Es la crónica de un rato que pasé con el ojo pegado al ocular del telescopio intentando dibujar el cúmulo abierto NGC6709 en Aquila, mientras iban cruzándose nubes y más nubes y a medida que pasaba el tiempo me iba crispando más y más de los nervios.

Todo lo contrario de lo que busco cuando decido ponerme a observar el cielo.

El caso es que si no fuera porque en lo que llevo de mes sólo he podido sacar el telescopio dos veces, esta noche del 15 de agosto de 2014 ni lo hubiera intentado. Pero las ganas pudieron al sentido común.

Las nubes cubren la mitad del cielo y sopla un viento húmedo que no presagia nada bueno. Pero me digo, venga, vamos a probar. Monto el telescopio y ya para alinearlo tengo problemas con la localización de alguna estrella que se encuentra tapada por las nubes. Al final lo consigo y respiro más tranquilo.

Pero el viento va desplazando las nubes rápidamente, de manera que cuando quiero darme cuenta, tan sólo hay algunos huecos entre ellas por los que puedo intentar echar un vistazo. La zona sur y oeste cubiertas completamente por las nubes, la zona norte más tapada que despejada y el este, de momento, se salva un poco. Veo que la zona de Aquila parece estar más o menos libre y apunto sin perder un segundo hacia NGC6709.

Impresionante el grupo de estrellas blanco-azuladas que aparecen en el campo del ocular. Lo mejor es utilizar campos generosos, así que decido empezar el dibujo de lo que veo con el Nagler de 16mm.

Pero sólo tengo tiempo de dibujar las estrellas más brillantes. De repente, lo que era un campo espectacular se convierte en una triste visión de cinco o seis estrellas. Levanto la cabeza y delante de mi desesperación compruebo que las nubes ya van adueñándose de la única zona que me quedaba franca. Debo darme prisa.

Pero a partir de aquí el dibujo se convierte en un suplicio. Debo mantener la vista en el ocular para intentar cazar los pocos segundos en que NGC6709 queda un poco limpio de nubes, y el problema es que según la densidad de éstas veía más o menos componentes. Debo memorizar la situación de las estrellas que quiero dibujar, tomar las referencias de posición, brillo y distancias entre ellas para plasmarlas en el papel, pero como según van las nubes, aparecen y desaparecen. Es una tarea de titanes.

Es desesperante. En el mejor de los casos, cada 30 segundos puedo dibujar una componente.

Y al final, ya no hay nada que hacer. Todo nublado.

Este es el resultado del dibujo:



Supongo que debe haber algún error de brillo, de posición… alguna estrella que no aparece que en condiciones normales estaría… pero es lo que he podido hacer esta noche. He estado tentado de coger el papel y romperlo, pero he pensado: ¿Qué no dices siempre que un dibujo es una plasmación y un recuerdo de una noche de observación?, pues eso, este dibujo de NGC6709 se convertirá en un ejemplo de la lucha de los astrónomos aficionados contra los elementos.

Al principio cuando he podido verlo con todo su esplendor he comprobado que es el típico cúmulo adecuado a pequeños telescopios en cielos oscuros. Aunque con un telescopio grande como el SC de 235mm su visión no defrauda en absoluto.

Riquísimo campo estelar que abarca prácticamente todo el ocular y en el que destaca en un primer vistazo una doble tan asequible como el mismo cúmulo pero que gracias a su brillo destaca con fuerza. Se trata de BU1464 CD, dos componentes blanquecinas de magnitudes 9,2 y 9,7 con una generosa separación de 21,7” y un ángulo de posición de 24º.

En poco más me puedo fijar, antes que las nubes me obliguen a dar por terminada la sesión. Pero está claro que no será mi única visita a este bonito y asequible cúmulo.

NGC6709 fue descubierto por John Herschel en 1827. Situado en la constelación de Aquila, se presenta con un diámetro de 15’.

Según recientes estudios se trata de un cúmulo joven, de unos 315 millones de años, que se extiende a lo largo de sólo 12,7 años luz y se encuentra a unos 3.900 años luz de distancia.

Carta generada con Cartes du Ciel

Un cúmulo abierto muy agradecido e interesante que merece una visita, si las nubes lo permiten, claro.


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16 de agosto de 2014. Todavía tengo clavada la espina de mi mala experiencia de la noche anterior, así que hoy, después de montar el telescopio y comprobar que el cielo está despejado, bueno, para ser un poco estricto en el horizonte se ven unas nubes agazapadas que bien podrían darme un disgusto. Pero esta noche tampoco me amilano y decido darle otra oportunidad a NGC6709.

Y realmente, la mejora de las condiciones de observación salta a la vista:



Con más tranquilidad que ayer, he podido disfrutar de un cúmulo abierto extenso y agradecido. Ocupa todo el campo que me ofrece el Nagler de 16mm.

De todas maneras, es preferible empezar con oculares que den poco aumento, ya que de esta manera la sensación de cúmulo estelar es más marcada. Con el ocular Hyperion Aspheric de 31mm de 2” la visión es perfecta.

La sensación que tengo al observarlo es la de estar viendo una araña en el cielo. La doble BU1464 CD representarían los ojos, mientras que el cuerpo y las patas la formarían el resto de componentes. Pero como siempre, estas impresiones son extremadamente subjetivas, y donde yo veo una araña, otros observadores han llegado a ver un unicornio volador, tal como indica S.J. O’Meara en su libro “Hidden Treasures” al hablar de NGC6709.

Decido forzar aumentos hasta llegar a los 146x, más que nada para comparar los dibujos de una noche desastrosa a otra más favorable. Ahora pierdo un poco de perspectiva y el cúmulo como tal no es tan evidente, sin embargo ahora es más cómoda su observación y es más fácil distinguir las componentes más débiles que con menos aumentos, quedaban un poco enmascaradas.

Vale la pena alternar los bajos y medios aumentos para disfrutar completamente de este cúmulo estelar. Como ayer pude medio intuir, y hoy he podido comprobar, NGC6709 bien se merece una visita.

sábado, 4 de octubre de 2014

NGC6645 - Cúmulo abierto en Sagittarius

Descubierto por Friedrich Wilhelm Herschel en 1786, NGC6645 (también conocido como Cr383 o Mel 205) es un cúmulo abierto muy peculiar que podemos localizar en la constelación de Sagittarius a una distancia de 2.413 años luz.

Carta generada con Cartes du Ciel

Situado a unos 2,4º al norte de M25, precisa de cielos oscuros para poder exprimir al máximo su atractivo.

La noche del 31 de julio al 1 de agosto apunté el SC de 235mm hacia NGC6645. La zona donde se encuentra es un enjambre de estrellas débiles, y me doy cuenta que los cielos oscuros y la abertura van a resultar imprescindibles. Es posible que con un telescopio de menor abertura y con contaminación lumínica pueda llegar a apreciarse alguna componente de él, pero estoy seguro que la visión sería realmente decepcionante.

Más tarde leo en la “Guía del Firmamento” de Comellas sus anotaciones:

“Poco más de 2º al N. de M25, en el punto 18h32m -16º55’, podemos encontrar el cúmulo NGC6645, delicada nube de estrellas irresolubles para 7,5 (son de la 12 a la 15 magnitud), pero de suavísima luz azulada en su conjunto, que se extiende sobre una superficie aparente de 14’x10’; varias estrellas más brillantes, ajenas al cúmulo propiamente dicho, aparecen inscritas en él y lo rodean otras vistosas alienaciones en arco. El conjunto no puede ser más sugestivo”.

Pero en mi caso las condiciones fueron favorables y mi apreciación difiere un poco.



La mayoría de las estrellas que aparecen en el campo del Hyperion Aspheric de 31mm (75,80x) brillan con magnitud 11 o más débil, de manera que tengo que adaptar la vista lo mejor que puedo a la oscuridad, y cuando lo consigo empiezo a disfrutar realmente del cúmulo.

Lo más significativo de él es el anillo estelar que forman una docena de estrellitas situadas en el mismo centro. A partir del cual, tal como comentaba Comellas, emanan arcos estelares de delicadas componentes.

Todo ello resaltado por amplias zonas donde no aprecio ninguna estrella, que no quiere decir que no hallan, sino que son tan débiles que no las percibo.

La visión de este cúmulo me provoca una sensación de paz y tranquilidad gracias a la disposición y delicadeza de sus componentes.

Para concluir, decido sacar una fotografía con la que intentar plasmar mejor lo que puede llegar a dar de sí NGC6645 en condiciones excepcionales: