viernes, 26 de febrero de 2016

M30 - Globular en Capricornus con el SC de 235mm

El 8 de agosto de 1764 Charles Messier descubrió una “nebulosa” que incluyó en su catálogo como M30, dejando anotado que era redonda y no contenía estrella alguna.

Cuando en la actualidad dirigimos nuestros telescopios hacia M30 y podemos apreciar la verdadera naturaleza de este objeto, que no es otra cosa que un bonito cúmulo globular, nos damos cuenta de las limitaciones con las que se encontraron los primeros observadores.

Y es entonces cuando, a pesar de los imponderables que nos encontramos a menudo, principalmente lidiando contra la contaminación lumínica, podemos estar más que agradecidos con la posibilidad de observar el cielo con telescopios que nos ofrecen una calidad más que razonable.

Cuando observé M30 por primera vez, allá por agosto de 2009, pude sacarle bastante partido con mi SC de 127mm desde unos cielos oscuros, pero viendo que sólo pude llegar a resolverlo con cierta dificultad, me quedaron ganas de disfrutar de él con un telescopio de mayor abertura.

Así la noche del 1 de octubre de 2015, aunque M30 no se encontraba en su mejor momento para ser observado, me animé a echarle un vistazo con mi SC de 235mm.

Podemos encontrarlo entre las estrellas Zeta Capricorni (mg. 3,7) y 41 Capricorni (mag. 5,5), a 0,5º de esta última.

Carta generada con Cartes du Ciel

La lástima es que se encontrara tan cerca del horizonte, pero a pesar de ello no me defraudó en absoluto, si bien es cierto que me dejo pendiente volver a él cuando las condiciones de observación sean más favorables.



Es un globular con una gran presencia, resoluble sin excesiva complicación, con un núcleo muy potente y definido rodeado por un halo donde también pueden apreciarse estrellas puntuales.

En un principio parece perfectamente redondo, pero cuando me fijo un poco, lo noto ligeramente más extenso en dirección a las dos estrellitas que quedan en la parte inferior del dibujo. Al final, casi diría que su forma es bastante irregular… aunque pueda parecer lo contrario.

Vale la pena echarle un vistazo, sobre todo si las condiciones de observación acompañan.

Según recientes estudios, M30 se encuentra a una distancia de 29.460 años luz y se extiende a lo largo de 100 años luz. Para completar una órbita alrededor del centro galáctico necesita unos 160 millones de años y su excentricidad implica que su distancia a él varíe desde los 10.000 a los 25.000 años luz.

Muchas veces lo comento. Conociendo estos datos, mi capacidad de asombro al ver esa “nebulosa” que comentó Messier, se desboca. Y cuando más tarde tengo la oportunidad de ver a M30 fotografiado por el Hubble, me doy cuenta de que es impresionante que la Humanidad, dentro de su insignificancia, tenga la capacidad de maravillarse ante todo ello.

NASA/ESA

miércoles, 24 de febrero de 2016

M73 - El asterismo insulso de Messier

La primera vez que observé M73 quedé un poco escamado, por un lado, porque en un principio me equivoqué al localizarlo, y por otro, porque no acabé de entender la presencia de estas cuatro estrellas en el catálogo elaborado por Messier.

http://laorilladelcosmos.blogspot.com.es/2009/08/m73-cumulo-abierto-o-asterismo-en.html

Charles Messier descubrió M73 la noche del 4 de octubre de 1780 y lo describió como un “Cúmulo de tres o cuatro pequeñas estrellas que en un primer momento se asemejan a una nebulosa, conteniendo un poco de nebulosidad; este cúmulo está localizado en el paralelo del precedente M72; su posición ha sido determinada desde la misma estrella (Nu Aqr).”

Y si la nebulosidad realmente brilla por su ausencia, lo que sí es cierto es que este cuarteto estelar se puede localizar sin excesivas dificultades a 1,5º al oeste de M72:

Carta generada con Cartes du Ciel

Curiosamente, M73 mantuvo cierto interés para los astrónomos a partir que John Herschel lo catalogó en su General Catalog GC4617 y posteriormente, Dreyer lo incluyera en el New General Catalog con la entrada NGC6994.

Más tarde Per Collinder en 1931 lo incluyó en su catálogo de cúmulos abiertos como Cr426, aunque debido a una posible confusión que tuvo con M72, especuló que más que un cúmulo abierto podía tratarse de un globular.

Pero la verdadera controversia se produjo a la hora de considerar estas cuatro estrellas como un cúmulo abierto o como un simple asterismo.

Sin embargo, desde la publicación en 2001 del estudio de M. Odenkirchen y C. Soubiran, “NGC 6994 - clearly not a physical stellar ensemble” (http://arxiv.org/pdf/astro-ph/0111601.pdf), donde a partir de datos espectroscópicos y los movimientos propios facilitados por el catálogo Tycho 2, se concluyó que estas cuatro estrellas no pertenecen a un cúmulo, sino que son un asterismo cuyas componentes se encuentran a distancias diferentes.



En esta fotografía tomada de Aladin he incluido también los diferentes vectores de desplazamiento:

Aladin

A pesar de todo, tenía la secreta esperanza que utilizando el SC de 235mm desde los cielos oscuros de mi pueblo, podría de alguna manera, sacarle algo más de partido a nivel visual, pero lo cierto es que no ha sido así. Este es el dibujo que hice la noche del 10 de octubre de 2015, prácticamente idéntico al que hice en su día con el SC de 127mm:



A lo mejor fue debido a que no se encontraba excesivamente alto respecto al horizonte, no más de 20º, lo que me impidió percibir estrellas más débiles. Pero en todo caso, M73 continúa para mí dentro de la categoría de objetos no demasiado claros de Messier, en el sentido de no llegar a entender el porqué de su presencia en el catálogo.

En definitiva, sólo vale la pena apuntar nuestro telescopio hacia M73 como curiosidad y por no dejar ningún Messier en el tintero.

Aladin Lite

viernes, 19 de febrero de 2016

M72 - Cúmulo globular en Aquarius con el SC de 235mm

Uno de los objetos más destacados que podemos encontrar en la constelación de Aquarius es M72, un cúmulo globular que a pesar de poder verse sin excesivo problema, sí resulta complicado resolverlo o intentar extraer de él algún tipo de detalle.

Si trazamos una línea imaginaria desde Albali (Epsilon Aquarii) hasta Theta Capricorni, a unos 3º de la primera, aparecerá M72.

Carta generada con Cartes du Ciel


M72 fue descubierto el 29 de agosto de 1780 por Pierre Méchain y presenta una magnitud visual de 9,4, así como unas dimensiones que alcanzan unos 6,5’.

Se encuentra a unos 56.000 años luz de distancia, tiene una edad estimada en 9,5 millones de años y un diámetro de 106 años luz.

Como he comentado, no resulta fácil de resolver, ya que la estrella más brillante perteneciente al cúmulo brilla con magnitud 14,2, mientras que el promedio de las 25 más brillantes es de tan sólo magnitud 15,9.

De esta manera, es normal que con mi SC de 127mm no fuera capaz de resolverlo, tal como expliqué en la entrada que publiqué en 2009:

http://laorilladelcosmos.blogspot.com.es/2009/08/m72-cumulo-globular-en-aquarius.html

Y la verdad es que no tenía demasiadas expectativas al respecto la noche del 10 de octubre de 2015 pude apuntar hacia él el SC de 235mm.

Lo que es innegable es que M72 es un cúmulo realmente asequible y muy vistoso que se encuentra encuadrado en un campo estelar bastante sobrio. Esto permite que no haya nada a su alrededor que le quite un ápice de protagonismo.

Nada más poner el ojo en el ocular se ve sin ningún problema como una bolita algodonosa bastante uniforme, que no es otra cosa que su extenso núcleo. A medida que voy adaptando la vista a la oscuridad, su tamaño va aumentando, y al mismo tiempo va apareciendo un halo, ciertamente presente, pero más discreto que el núcleo.



Después de un buen rato con él, casi me atrevería a decir que es irresoluble, pero como en algún momento he notado algún pequeño crepitar en la periferia, no me extrañaría que con un telescopio tan sólo un poco mayor que el mío, se pudiera resolver.

A pesar de todo, es un globular que bien merece una visita, aunque sólo sea para quitarnos el pasmo que nos deja su vecino M73, el Messier, junto a M40 más extraño del catálogo.

Acabo con esta espectacular imagen del Hubble que sirve para que nos demos cuenta de la limitación de nuestros telescopios de aficionado y de la importancia de complementar nuestras observaciones con las fotografías que podamos encontrar de los diferentes objetos que cazamos con nuestros ojos:

Credit: ESA/Hubble & NASA

viernes, 12 de febrero de 2016

NGC2146 - Galaxia en Camelopardalis

NGC2146 resultó ser una galaxia complicada y exigente. Pero no descartaría que me lo hubiera parecido por culpa de las condiciones de observación que estaba sufriendo la noche del 10 de octubre de 2015.

Manadas de cirrus iban adueñándose del cielo dejando tan sólo algunas zonas aptas para la observación, y encima, se estaba levantando algo de viento que empezaba a afectar a las turbulencias atmosféricas.

Una de las opciones que todavía tenía para intentar ver alguna cosa medio en condiciones, era apuntar hacia el norte. Repasé mi lista de objetos pendientes a observar y vi que tenía anotada la galaxia NGC2146 en la constelación de Camelopardalis, así que no me lo pensé demasiado y hacia ella dirigí el SC de 235mm.

Como digo, la conclusión a la que llegué fue que estaba ante un objeto nada fácil. Tuve que utilizar todos los recursos que me ha dado la experiencia para poder llegar a percibirla.

Tal como la vi, dudo que desde un lugar con cierta contaminación lumínica o con la presencia de la Luna en el cielo, pueda llegarse a ni tan siguiera intuirla.

Este es el dibujo que hice:



Tan sólo poner el ojo en el ocular Nagler de 16mm me llamó la atención la presencia de cuatro estrellas relativamente brillantes, alrededor de la magnitud 10, que serpentean cerca de donde debería encontrarse la galaxia, pero de ella, ni rastro.

Estuve un buen rato adaptando lo mejor posible la vista a la oscuridad, alternando la vista lateral con la directa y moviendo ligeramente el tubo. Hasta que por fin consigo intuir una zona donde aparece una presencia fantasmagórica con una forma claramente alargada.

No era demasiado extensa, pero si lo suficiente como para que la pudiera reconocer sin ningún atisbo de duda. Eso sí, por mucho que me esforcé, no fui capaz de sacarle ningún detalle.

Decidí acabar la observación de esta galaxia, y mientras iba concluyendo las anotaciones de mis impresiones, pensé que es realmente impresionante ver las grandes dificultades que tengo a la hora de observar este tipo de galaxias y ser conscientes, al mismo tiempo, del tamaño real que tienen y las distancias inmensas a las que se encuentran. Y sinceramente, todo ello llega a sobrepasar mi capacidad imaginativa.

Y esta sensación se ve reforzada cuando más tarde, busco información sobre NGC2146 y me encuentro con esta imagen tomada por el telescopio espacial Hubble:

Credit: ESA/Hubble & NASA

Merece la pena tenerla en grande:

http://www.spacetelescope.org/images/potw1134a/

NGC2146 es una galaxia espiral barrada situada en la constelación de Camelopardalis que fue descubierta por Friedrich August Theodor Winnecke el 1876. Presenta una magnitud visual de 10,3 y ofrece un tamaño aproximado de 6’x3,8’.

Su forma es realmente espectacular, y se cree que puede ser debida a que alguna galaxia vecina la está perturbando gravitacionalmente de manera que distorsiona las órbitas de muchas de sus estrellas; o que ha colisionado con otra galaxia y ha acabado fusionándose con ella.

Con una extensión de 80.000 años luz y a una distancia de 70 millones de años luz, NGC2146 está experimentando episodios intensos de formación estelar, acentuados por las extremas perturbaciones gravitacionales que sufre y que comprimen nebulosidades ricas en hidrógeno.

En definitiva, un verdadero espectáculo gracias al Hubble y una experiencia personal intensa gracias a mi telescopio.

lunes, 8 de febrero de 2016

Fotografía de NGC2024 (Nebulosa de la Flama) e IC434 (Cabeza de Caballo) en Orion

Si tengo que ser sincero, mis avances en el tema de la astrofotografía van a velocidad de tortuga, y los resultados, aunque en cierto modo van mejorando, quedan muy lejos de las grandes tomas que nos muestran muchos de los compañeros de afición.

En mi defensa diré que, de momento, disfruto mucho más haciendo visual que no astrofotografía, por lo que no le dedico todo el tiempo que precisa, pero me engañaría a mí mismo si dijera que no me haría ilusión que llegara un día en que fuera capaz de realizar fotos con cierta calidad.

El caso es que hace tiempo que me di cuenta que la astrofotografía no es una actividad sencilla. De hecho, ya me di cuenta la primera vez que acoplé una cámara (analógica, por cierto) a mi recién estrenado Nexstar 5i, allá por 2004.

Con toda la ilusión del mundo saqué una serie de fotografías a diversos objetos Messier que tenía a tiro. Llevé las fotografías a revelar, y cuando fui a recogerlas me llevé un verdadero chasco al ver que todas habían salido negras, a excepción de alguna que había quedado sobreexpuesta, en la que tampoco se apreciaba nada de lo que esperaba.

Por suerte, llegó el reinado de las cámaras digitales con lo que uno ya se pudo ahorrar el disgusto de pagar por un revelado fotográfico, nada barato, con unos resultados tan decepcionantes.

Poco a poco, gracias a los foros astronómicos en internet, cuyo espíritu de antaño lamentablemente se está perdiendo (pero esto es otra historia), fui descubriendo las diferentes técnicas fotográficas en nuestra afición y fui, ya plenamente consciente, de la cantidad de dinero, estudio y tiempo que se necesita para empezar a sacar algo medio digno, y ya no digo nada de las grandes fotografías.

Es necesario un equipo adecuado, compuesto por una buena montura ecuatorial, un sistema de guiado adecuado que, aunque no imprescindible al principio, sí es algo que debemos tener si queremos que nuestras fotos alcancen cierta calidad; un tubo adecuado para la astrofotografía, y una cámara a la altura de las exigencias.

Por otro lado, no hay que olvidar el ordenador, con sus programas de seguimiento y toma de imágenes, y el tiempo necesario para dominarlos.

Y finalmente, el procesado de las tomas que hagamos. Tal vez el aspecto más difícil de todo el proceso, tanto a la hora de aprender, como en ponerlo en práctica.

Pues bien, finalmente me he decidido a utilizar un programa dedicado al procesado astrofotográfico muy generalizado entre los aficionados, el Pixinsight Core 1.8. De momento lo he bajado en periodo de prueba desde su web:

https://pixinsight.com/

Pero después de seguir este fantástico tutorial de Raúl López y ver los resultados, sin duda, acabaré comprando.

Y por cierto, desde aquí aprovecho para agradecerle infinitamente el tiempo que le ha dedicado y sobretodo, el haberlo compartido en Youtube:

https://youtu.be/cR5517aBKMQ

Si algo no es este programa, es intuitivo, así que cualquier ayuda por parte de otros aficionados con más experiencia es inestimable.

No me atrevo a subir la foto a los foros, pero sí me gustaría compartirla con los lectores de “La Orilla del Cosmos”, más que nada para recalcar de nuevo que la astrofotografía no es una actividad sencilla, sino más bien al contrario, y para enseñaros mis pequeños progresos con la intención de animar a quien empieza.

La noche del 6 de noviembre de 2015 intenté sacar una zona muy conocida y fotografiada, la de la nebulosa de la Flama (NGC2024) y la de la Cabeza de Caballo (IC434) en Orion. El resultado fue bastante modesto, por ser algo benévolo, pero lo que más me ha llamado la atención es ver cómo me quedó procesándola con los programas que disponía en su momento, y cómo me ha quedado siguiendo algunos de los pasos el tutorial de Raúl López, que no todos, ya que de momento algunos de ellos no los tengo muy claros.

La primera con el método que seguía hasta ahora:



Y aquí con la primera aproximación utilizando el Pixinsight Core 1.8:


Queda muchísimo margen de mejora, pero la buena noticia es que creo que voy por el buen camino.

Si consigo hacer tomas con guiado y voy aprendiendo procesado con el PI Core, espero que los resultados vayan siendo más dignos.

viernes, 5 de febrero de 2016

M2 - Cúmulo globular en Aquarius con el SC de 235mm

El 10 de octubre de 2015 tuve la ocasión de apuntar mi SC de 235mm hacia el cúmulo globular M2 en Aquarius. No era la primera vez que lo veía, desde luego, pero después de la observación, revisando mis notas antiguas referentes a él, me encontré con una sorpresa que no esperaba.

Me ha hecho mucha gracia, dejando de banda que me ha hecho tomar conciencia, si no la tenía ya, de que el tiempo pasa que no nos damos cuenta. Me refiero a las notas que tomé el 2 de octubre de 2004 y que transcribo literalmente a continuación:

“Esta es la primera vez que documento la observación de un objeto del catálogo Messier. Espero ir depurando los comentarios con el tiempo y la experiencia. Se trata del globular M2 en Acuario.

Observo con el Celestron SC Nextar 5i de 127mm de abertura. Cielo: pequeña ciudad. Seeing pobre. Parcialmente nublado.

Empiezo con el ocular de 10mm. Lo encuentro fácil y es bastante grande, pero debido a las condiciones atmosféricas de la noche no distingo más que una mancha blancuzca, más luminosa en el centro que gradualmente se va difuminando.

Pruebo con el ocular de 6mm y mejora bastante. El centro continúa viéndose compacto, y en la periferia, muy en la periferia, percibo puntitos luminosos que parpadean. Ahora los veo, ahora no. Pero el hecho es que veo puntualmente estrellas que forman el cúmulo.

Según la información que me aparece en el mando del telescopio, M2 se encuentra a 38.600 años luz de distancia. Suficiente hago con ver lo que veo.

Finalmente, pruebo el ocular de 18mm. A lo mejor es que he adaptado mejor la vista a la oscuridad, o puede que las brumas han despejado algo, pero el hecho es que lo veo bastante mejor. Parecido a como lo he visto con el ocular de 6mm, pero más pequeño. Aunque gana estéticamente gracias a las estrellas que aparecen en el campo del ocular que no pertenecen al cúmulo.

Muy bonito”.

Cuando he terminado de releer estas notas, mi mente se ha transportado a mis primeras experiencias con el telescopio, y no he podido evitar que me apareciera una sonrisa en la cara. Sin duda, una muy buena práctica el hecho de tomar apuntes de nuestras impresiones. Puede que nunca tengan un valor científico, pero para uno, tendrán un valor entrañable. Aunque hecho a faltar algún dibujillo…

Y caramba, ya han pasado casi doce años.

En 2009 volví a la carga con este globular, y ya subí la experiencia a “La Orilla del Cosmos”: http://laorilladelcosmos.blogspot.com.es/2009/09/m2-cumulo-globular-en-aquarius.html

Pero volvamos a mi observación más reciente. Esta vez, el dibujo de lo que observé no falta.



Se podría considerar que he observado y dibujado a M2 a contrarreloj. Mientras estaba con el ojo pegado al ocular, ensimismado por el espectáculo que ofrece, por un momento he querido descansar la vista y he levantado la cabeza hacia el cielo y me he topado con un grupo de cirrus acercándose amenazadoramente desde el sur.

He empezado a dibujarlo con urgencia, pero cuando he querido darme cuenta, la parte del cielo donde se encuentra M2 ha quedado oculta por las nubes.

Mientras he estado observando el globular, me ha venido a la cabeza que parece muy similar a M15, pero más pequeño. Un núcleo potente, brillante, perfectamente resoluble, envuelto por un halo que va difuminándose poco a poco a medida que se aleja del centro de M2, hasta que sólo percibo algunas estrellas débiles y puntuales.

Sinceramente, a pesar de acabar como ha acabado, es impagable disfrutar de este globular en una noche oscura y con un telescopio de buena abertura.

No resulta demasiado sencilla la localización de M2, ya que se encuentra en una zona no demasiado rica en lo que respecta a estrellas brillantes. De todas maneras, para cazarlo podemos partir de Beta Aquarii (mag. 2,9) y desplazándonos unos 4º en dirección a Epsilon Pegasi (mag. 2,4) encontraremos el globular.

Carta generada con Cartes du Ciel

M2 fue descubierto el 11 de septiembre de 1746 por Jean-Dominique Maraldi mientras estaba haciendo el seguimiento del cometa descubierto por De Chéseaux ese mismo año.

Por su parte Messier lo descubrió de manera independiente precisamente el mismo día, pero del 1760 dejando anotado:

“Nebulosa sin estrella alguna en la cabeza de Acuario; el centro es brillante y la luz que la rodea es redonda”.

Situado a unos 37.500 años luz de distancia, es uno de los cúmulos globulares más grandes que se conocen, presentando un diámetro aproximado de 175 años luz. Con sus 13 mil millones de años, también es uno de los globulares más viejos de nuestra galaxia. Y se estima que está formado por unas 150.000 estrellas. Datos que nos ayudan a tomar conciencia de la maravilla que realmente estamos viendo con nuestros telescopios.

martes, 2 de febrero de 2016

El cometa C/2013 US10 (Catalina) el 30 de enero de 2016

Después de mi primer y accidentado contacto con el cometa C/2013 US10 (Catalina) el pasado 2 de enero de 2016…

http://laorilladelcosmos.blogspot.com.es/2016/01/cometa-c2013-us10-catalina-el-2-de.html

… no he podido volver a cazarlo hasta la noche del 30 al 31 de enero de 2016. Y la verdad es que las condiciones de observación no pueden considerarse que fueran demasiado buenas.

Por un lado me encontré con brumas en el horizonte que poco a poco iban acercándose peligrosamente, y por otro, con unas turbulencias atmosféricas que, sin llegar a ser extremas, sí que eran algo molestas.
Pero no me quejo en absoluto. Mi relación con este cometa quedará marcada por lo esquivo que me ha resultado. Y es una lástima, ya que alcanzando un brillo máximo de magnitud 6 y viendo las notas de observación de otros compañeros, con sus dibujos y fotografías, está resultando muy atractivo su seguimiento.

Pero volvamos a la noche del 30 de enero de 2016. Desde los cielos oscuros de mi pueblo apunto mi SC de 235mm hacia la constelación de Camelopardalis, y justo en las coordenadas AR: 09h 04m 48s, Dec: +81º 36’ 42”, aparece el C/2013 US10 (Catalina). Estimo una magnitud cercana a la 6, así que parece ser que aún estoy de suerte.

Tan sólo poner el ojo en el ocular Hyperion Aspheric de 31mm, aparece sin dificultad su potente y concentrado núcleo. Pero tengo que mostrarme paciente y esperar a tener la vista bien adaptada a la oscuridad para disfrutarlo plenamente.


Alrededor del núcleo va apareciendo un halo bastante extenso que se va abriendo en forma de abanico. Intento concentrarme con la intención de percibir algún detalle de la cola, pero por mucho que me he esforzado no he sido capaz.

Con todo, tengo que reconocer que he pasado un buen rato con él. La verdad es que emociona pensar que esa bola brillante que estamos viendo es un cuerpo procedente de la nube de Oort, en los límites del sistema solar, a casi un año luz de distancia del Sol.