viernes, 25 de noviembre de 2016

Fotografía de M41 desde cielo urbano

El 15 de noviembre de 2016 me levanté pronto para poder fotografiar la Luna llena en su perigeo, y después de hacerlo, mientras esperaba a que se pusiera detrás de la montaña, decidí aprovechar el tiempo con un experimento fotográfico.

Recordé la observación que hice desde ciudad de M41, el famoso cúmulo abierto de Canis Major:

http://laorilladelcosmos.blogspot.com.es/2015/01/m41-desde-barcelona-ciudad.html

Y pensé que estaría bien añadir a mis experiencias con este espectacular cúmulo abierto una foto.

Estaba en plena ciudad, utilizando el SC de 127mm con su montura monobrazo altacimutal, M41 bajo, cercano al horizonte… la verdad es que las condiciones no eran las más adecuadas.

Tuve que hacer tomas de sólo 8 segundos a ISO 400 para lidiar con la rotación de campo y la contaminación lumínica, Y a pesar de todo, he quedado bastante satisfecho con el resultado. Es lo bueno de los cúmulos abiertos brillantes, son muy agradecidos aunque las condiciones de observación no sean las mejores.


Otro bonito recuerdo de M41.

sábado, 19 de noviembre de 2016

Werner y Aliacensis

Como los grandes exploradores del siglo XIX. Así me siento a veces cuando observo la Luna. El juego de luces y sombras que nos ofrece siempre es cambiante, y por muchas veces que haya visitado una zona, siempre encuentro algún detalle que hace único el momento.

El 8 de octubre de 2016 apunté mi SC de 235mm hacia nuestro satélite, y después de comprobar que la noche era especialmente buena en cuanto a turbulencias atmosféricas, decidí visitar algunos rincones lunares cercanos al terminador.

Entonces me fijé en un par de cráteres en los que no había reparado hasta esa noche. Después vi que se trata de Aliacensis y Werner.

Virtual Moon Atlas
Supongo que el hecho de observar la Luna con una abertura generosa ayuda a descubrir zonas que con telescopios más pequeños no resultan tan vistosas. El caso es que en ese momento me llamó especialmente la atención el pozo negro sin fondo que me sugería Werner.

Este es el dibujo que hice mientras iba disfrutando del espectáculo:


Werner, en el dibujo, es el que queda en la parte inferior, y se trata de un cráter de forma circular con un diámetro de 70 km y una altura de 4220m. En los momentos en que lo estaba observando su fondo permanecía negro como el carbón, ya que los rayos solares se limitaban a bañar solamente las paredes de su vertiente oeste.

Forzando los aumentos puedo apreciar bien las terrazas de la zona iluminada. Parecen las gradas de un teatro orientadas a un escenario negro y profundo.

Un detalle que no percibí, fue un pequeño impacto reciente en su pared norte que brilla de manera especialmente destacada durante la Luna Llena. Otro aliciente más para cuando los rayos solares incidan ya con toda su fuerza sobre este cráter.

Y a su lado, Aliacensis. Con un diámetro de 80 km, presenta un tamaño muy similar, pero sus 3.700m de altura, 520m más bajo que Werner, hace que las sombras que se proyectan en su base contrasten espectacularmente con la profunda oscuridad de su compañero.

También aprecio bien las terrazas de su vertiente oeste, así como el pico que emerge del suelo que, curiosamente, queda algo descentrado.

Estoy un buen rato apreciando la belleza que muestran estos dos cráteres cuando se encuentran cerca del terminador, en el 7,8 día de lunación estando la Luna iluminada en un 46,2% de su superficie.

Para acabar dejo la fotografía que hice con el SC de 235mm y la cámara ASI120MM:


Y esta otra imagen de la LROC donde podemos apreciar a Werner y Aliacensis con más detalle:

LROC
Y por cierto, hablando de juegos de luces y sombras, si coincide con el momento adecuado, en esta zona podremos ver la curiosidad que se ha dado en llamar "X" lunar:

miércoles, 16 de noviembre de 2016

Perigeo Lunar en noviembre de 2016

Estas últimas semanas en la prensa generalista se ha hablado mucho sobre la “Superluna” de noviembre. A pesar de las exageraciones y alguna que otra imprecisión, los artículos aportaban muy buena información, y realmente, no es una malo que estas noticias aparezcan en los grandes medios. Una buena manera de acercar la astronomía a personas que habitualmente no la tienen presente.

Se habla de “Superluna” cuando ésta se encuentra en la posición de su órbita más cercana a la Tierra, lo que implica que la veamos más grande y más brillante que en otras ocasiones.

De hecho deberíamos estar hablando de perigeo lunar, y su opuesto, el apogeo lunar. Es decir, cuando la Luna está más cerca y más lejos de la Tierra.

En su día hice una entrada en el blog mostrando fotográficamente una comparativa entre las dos situaciones:

http://laorilladelcosmos.blogspot.com.es/2009/07/apogeo-y-perigeo-lunar.html


Desde el 25 de enero de 1948 que no podíamos ver la Luna tan cerca de la Tierra, y no la volveremos a ver igual hasta el 25 de noviembre de 2034. Eso sí, en diciembre, aunque no se encuentre tan cercana como en este mes, podremos volver a disfrutar de una Luna especialmente grande y brillante.

Sea como sea, no quería perderme el espectáculo que nos prometía ofrecer nuestro satélite, pero desde Barcelona, mi orientación Sur – Oeste no me permitía ver la salida de la Luna, y de hecho, no la tendría a tiro hasta bien entrada la noche.

Así que adaptándome a la situación, me puse el despertador a las cinco de la madrugada, y ya con ella a mi alcance, monté el SC de 127mm, acoplé la Nikon D5100 y saqué la foto de lo que quedaba de la “Superluna”:


Y para finalizar la observación, fotografié el adiós de la Luna que se ocultaba detrás de la montaña, con la cámara y el objetivo Sigma 150-500:


La verdad es que no sabemos la suerte de tener un satélite como el nuestro.

sábado, 12 de noviembre de 2016

NGC6790 - Nebulosa planetaria en Aquila

Varias veces he comentado que cuando me preparo una sesión de observación siempre intento añadir algún objeto que represente un reto, o como mínimo, contenga cierta dificultad.

La noche del 8 de octubre de 2016 el agraciado fue NGC6790, una nebulosa planetaria de la constelación de Aquila.

Viendo que presenta una magnitud de 10,2, uno podría pensar que no debe representar demasiado problema darle caza, pero si tenemos en cuenta que por su tamaño de sólo 7” se muestra con una apariencia cuasi estelar, comprobaremos que la dificultad radica en localizarla e identificarla.

Como preparación a lo que nos enfrentamos baste mostrar esta fotografía tomada de Aladin Lite. En ella he marcado nuestro objetivo, que como puede comprobarse, no difiere demasiado del aspecto de las otras estrellas que aparecen en el campo:

Aladin Lite
Pero a la hora de localizarla no todo son problemas, ya que disponemos de buenas referencias. NGC6790 se encuentra a 1º43’ a Sur-Suroeste de Delta Aql (mag. 3,3) formando prácticamente junto a 35 Aql (mag. 5,3) un triángulo isósceles.

Carta generada con Cartes du Ciel
Carta generada con Cartes du Ciel
Una vez localizada la zona donde debería estar la planetaria, la estrella TYC465-1526-1, situada a sólo 9’ de ella y que brilla con una confortable magnitud de 9,3, nos servirá de punto de partida para investigar el campo que nos aparecerá en el ocular.

Este es el dibujo que hice de lo que pude ver esa noche, desde unos cielos oscuros, mi SC de 235mm y unas condiciones atmosféricas envidiables:



Utilizando bajos aumentos la planetaria se aprecia perfectamente, incluso sin la ayuda de ningún tipo de filtro. ¿Cuál es el problema? Pues elegir qué punto luminoso de todos los que vemos corresponde a ella.

La verdad es que si no supiera que allí hay una nebulosa planetaria, podría pasar por encima de ella mil veces sin darme cuenta de su presencia.

Fuerzo un poco los aumentos hasta los 146x que me ofrece el Nagler de 16mm y entonces me atrevo a elegir una candidata. La estrella más brillante que me aparece en el campo es la que me queda a la izquierda en el dibujo (TYC465-1526-1, mag. 9,3). Y la que tengo centrada en el ocular es la que apostaría se trata de la planetaria.

Sólo hay una manera de confirmarlo. Añado el filtro OIII al Nagler y vuelvo a observar. Muchas estrellas débiles que me aparecían antes, desaparecen, pero por el contrario, mi candidata refuerza su presencia, hasta tal punto que ahora la aprecio más brillante incluso que la TYC465-1526-1.

Sin duda, mi primera impresión era correcta. He cazado NGC6790.


Es brillante, pero debido a su tamaño no puede decirse que sea espectacular precisamente. Es como un puntito estelar difuso, al que no consigo verle la estrella central.

Y respecto a la estrella central, en algunas fuentes veo que se le asigna una magnitud de 11,1, por lo que debería ser perfectamente asequible para mi SC de 235mm; pero en otras fuentes aparece con magnitud 15,5 ó 13,5, con lo que sería normal que no la viera. Un aspecto a tener en cuenta cuando vuelva a observarla.

NGC6790 fue descubierta en 1882 por Edward Charles Pickering, siendo catalogada como PK37-6.1. Es una planetaria relativamente joven de unos 6.000 años de edad y se encuentra aproximadamente a 18.600 años luz de nosotros, expandiéndose a una velocidad de unos 40 km/s.

Un buen reto, en el que lo más divertido es perseguirla y darle caza. Y si nos quedamos un poco desilusionados por haber visto tan sólo un puntito luminoso difuso, podemos acabar disfrutando de la fotografía que de ella tomó el Hubble. Un buen colofón a su observación.

Copyright: Howard Bond (ST ScI) and NASA

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Dos novas es Sagittarius: TCP J18102829-2729590 y PNV J18205200-2822100 – ASASSN-16ma

El pasado 1 de noviembre de 2016 tuve la ocasión de ver la nova TCP J18102829-2729590, en Sagittarius estimándole un brillo de magnitud 8,1.

Viendo cómo se presentaba el tiempo y teniendo en cuenta que esta constelación ya empieza a despedirse hasta el año que viene, pensé que ya no volvería a observarla. Sin embargo, el 6 de noviembre se abrió una ventana en el cielo y pude volver a apuntar el SC de 127mm hacia ella.

Esta vez, con el campo ya conocido, no me costó nada identificarla. Este es el dibujo que hice de la zona:



La noté algo más débil que la otra vez. De hecho, su brillo se encontraba a medio camino de las dos estrellas de magnitud 7,9 y 8,8 que se encuentran en el asterismo de la parte inferior del dibujo.

Siguiendo el método de Argelander, estimo un brillo de 8,4 para la nova: (http://laorilladelcosmos.blogspot.com.es/2010/05/beta-lyrae-sheliak-una-doble-variable.html)

mag. de la variable = mag. A + [(grado A * (mag B – mag A)) / (grado A + grado B)]

mv = 7,9 + [(3 * (8,8 – 7,9)) / (3 + 3)]

mv = 8,4


Acabé con la fotografía testimonial de rigor:




Pero en la planificación de este 6 de noviembre de 2016 tenía anotado un aliciente más, la nova PNV J18205200-2822100 – ASASSN-16ma, un aviso muy oportuno en los comentarios de mi anterior observación de la nova TCP J18102829-2729590.

No es habitual poder disfrutar en nuestras observaciones de la presencia de una nova, y mucho menos de dos. Además, curiosamente, ambas se encuentran en Sagittarius, separadas por sólo unos 2,5º. 

Carta generada con Cartes du Ciel
Automated Survey for Supernova (ASAS-SN) por un lado, y de manera independiente, por otro lado, por el japonés Yukio Sakurai.

Alcanzó su máximo brillo la noche del 8 de noviembre de 2016. Según los datos reportados en la página de la AAVSO, llegó a ser visible a simple vista desde cielos oscuros gracias a su magnitud de 5,4.


A continuación dejo las cartas más detalladas para su localización.

AAVSO

AAVSO

AAVSO

Como digo, la noche del 6 de noviembre de 2016 fui a la caza de esta nova, y después de hacer la estimación de TCP J18102829-2729590, dirigí el SC de 127 hacia la zona donde debería estar.

Gracias a las cartas de la AAVSO y del brillo de la nova, no tuve ningún problema en localizarla. Este es el dibujo que hice de ella:



La estrella más brillante que aparece en el campo es la HIP90012, de magnitud 6,2, y la nova es la que destaca a continuación de ella. Elijo la estrella TYC6856-597-1 (mag. 8,4) como segunda estrella de comparación y estimo el brillo de 7,0 para la PNV J18205200-2822100 utilizando de nuevo el método Argelander.


No es la máxima magnitud que llegó a alcanzar dos días después, pero fue realmente espectacular. A ver si puedo volver a ella, aunque parece que su brillo empieza a disminuir.

Para acabar, las consabidas fotografías testimoniales.



Sin duda, dos novas en una noche, en la misma constelación no es algo habitual, y por ello acabo la observación realmente satisfecho.

sábado, 5 de noviembre de 2016

NGC1055 - Galaxia en Cetus

Si hablamos de galaxias, la más espectacular que podemos encontrar en la constelación de Cetus es M77. Pero como es habitual en estos casos su protagonismo puede provocar que otros objetos, tal vez no tan vistosos, pero sí ciertamente atractivos, nos pueden pasar desapercibidos.

Sin ir más lejos, a sólo medio grado al norte-noroeste de M77 encontramos una interesante galaxia espiral barrada de tipo SBb, NGC1055.

Ambas se encuentran muy cerca, tanto física como visualmente, y son las componentes más destacadas de un grupo galáctico conocido como Grupo de M77, o Grupo de NGC1068 que, junto a ellas, lo componen NGC1073, UGC2161, UGC2275, UGC2302, UGCA 44 y Markarian 600.

Descubierta el 19 de diciembre de 1783 por William Herschell, NGC1055 presenta un tamaño aparente de 7,6’x2,7’ y una magnitud de 11,5 y se encuentra, según la NED (http://ned.ipac.caltech.edu/forms/byname.html), a unos 54 millones de años luz, extendiéndose a lo largo de unos 115.000 años luz.

Carta generada con Cartes du Ciel
La noche del 8 de octubre de 2016, desde cielos rurales oscuros, decidí apuntar hacia NGC1055. Pensaba que estaba ante una galaxia fácil, pero lo cierto es que al final resultó ser algo complicada.

Necesité un buen rato adaptando el ojo a la oscuridad para poder llegar a percibirla. Allí estaba, junto a una estrella de magnitud 11,1 que forma un triángulo equilátero junto a las dos estrellas más brillantes que aparecen en el campo del ocular, la amarillenta HIP12555 (mag. 6,7) y HIP12598 (mag. 7,6).





Por mucho que me esfuerzo soy incapaz de apreciar la barra que parte la galaxia de un extremo al otro y que queda tan bien plasmada en fotografía. Incluso diría que la forma alargada que percibo corresponde únicamente a su núcleo central. Supongo que para sacarle más partido debo observarla desde cielos más oscuros. Es la lucha diaria de los astrónomos aficionados.

Aladin Lite
A pesar de no haberla exprimido tanto como me hubiera gustado, quedé contento con la observación. Es un buen complemento a M77.

Y no debemos perdernos el APOD de Dieter Willasch donde podemos disfrutar en todo su esplendor de M77 y NGC1055:

https://apod.nasa.gov/apod/ap141226.html

miércoles, 2 de noviembre de 2016

Nova TCP J18102829-2729590 en Sagittarius

El 20 de octubre de 2016, el japonés Koichi Itagaki descubrió una nova en la constelación de Sagittarius. Hasta hace poco invisible a nuestros ojos, en el momento de su descubrimiento brillaba con magnitud 10,7, llegando actualmente, 1 de noviembre de 2016, a la magnitud 7,7-8,2 según estimaciones reportadas a la página de la AASVO.

Para alguien que no esté familiarizado con la observación astronómica, una nova puede dejarle completamente indiferente, ya que en el momento de poner el ojo en el ocular es indistinguible a cualquier otra estrella que podamos encontrar en el campo, sin embargo el encanto de una nova reside en su naturaleza.

Cuando en un sistema estelar binario coinciden una enana blanca y una gigante roja, llega un momento en que se produce un trasvase de masa de esta última a la primera, formando un disco alrededor de ella. Poco a poco la enana blanca se va calentando más y más hasta que se produce una ignición por fusión nuclear.

El fenómeno es realmente violento, y la explosión de una nova provoca un fuerte aumento de brillo de la estrella explosionada que en pocas horas puede llegar a aumentar en 10 magnitudes.

A pesar de la fuerza del evento, la enana blanca no se destruye, volviendo paulatinamente a su estado inicial, repitiendo el proceso.

Pues bien, cuando a través de nuestros telescopios vemos una nova, estamos siendo testigos de uno de los acontecimientos más destructivos que podemos ver en el Universo. Sí, parece una estrella como las otras, pero no lo es.

Debido a esto que acabo de explicar, siempre que tengo noticia de la explosión de una nova, o supernova, intento echarle un vistazo, y si puedo, seguir su evolución hasta que vuelve a desaparecer, siendo consciente que seguramente nunca más volveré a verla.

Para localizar la TCP J18102829-2729590 haremos una primera aproximación localizando la Gamma Sgr (mag. 3,0), el pitorro de la “Tetera”, el asterismo que relacionamos habitualmente con la constelación de Sagittarius. Desde ella saltaremos hasta la W Sgr (mag. 4,7) y luego alcanzaremos la HIP 88839 (mag. 4,6).

Carta Generada con Cartes du Ciel
Localizada la HIP88839, podemos pasar a utilizar la carta más detallada facilitada por la AAVSO, donde se muestra rotulada con su magnitud de 4,6:

AAVSO
Más al norte localizamos un asterismo formado por cuatro estrellas, las tres más brillantes apuntando directamente hasta nuestra nova.

AAVSO
Lo tenía todo preparado para cazar esta nova tan asequible, pero no podía confiarme, ya que la constelación de Sagittarius en esta época del año empieza a ser bastante esquiva, situándose muy cerca del horizonte justo cuando se pone el Sol y desapareciendo de mi vista antes de que sea noche cerrada.

Para colmo de males, desde que tuve conocimiento de ella, día sí, día también, las brumas y las nubes eran las dueñas del cielo.

Por suerte, la noche del 1 de noviembre de 2016, desde el balcón de mi domicilio en Barcelona, pude apuntar mi SC de 127mm hacia TCP J18102829-2729590.

Sin lugar a dudas, las condiciones no eran las más favorables para su observación, como puede verse en esta fotografía que adjunto tal y como salió de la cámara:


Unas cuantas tristes estrellas que para mostrarse luchan contra la contaminación lumínica de la ciudad y las incipientes brumas que empiezan a crecer por el horizonte. Y estamos hablando de una de las zonas estelares más ricas que podemos ver en el cielo.

Triste, pero por lo menos la nova gana la batalla y se muestra ante mis ojos.

Este es el dibujo que hice de lo que podía ver por el ocular:


Como he comentado arriba, las estimaciones de brillo reportadas en la AAVSO rondaban las magnitudes 7,7-8,2; por mi parte, antes de verlas, hice mi propia estimación comparando la nova con el resto de estrellas que aparecían en el campo, y al final estimé que brillaba con magnitud 8,1:


Se me iba echando el tiempo encima. La Luna, iluminada en el 3,53% de su superficie en su segundo día de lunación y el brillante Venus ya se había escondido detrás de los edificios, y Sagittarius no tardaría en caer. Así que acoplé la Nikon D5100 al telescopio y saqué algunas fotografías para ver si podían mostrar algunas estrellas más de las que yo fui capaz de percibir visualmente.


Esta es la composición de dos imágenes que convertí en escala de grises para evitar en lo posible los efectos desastrosos de la contaminación lumínica que he mostrado antes.


Al final, las brumas volvieron a hacer de las suyas y tuve que dar por concluida la observación. Dentro de las dificultades, terminé contento por el hecho de haber cazado otra nova. Ahora a ver si puedo ir haciendo un seguimiento de ella, pero tal como se presentan los próximos días, tanto por trabajo, por cuestiones familiares, las previsiones meteorológicas y la despedida de Sagittarius de nuestros cielos nocturnos, mucho me temo que esta observación del 1 de noviembre será el único recuerdo que me llevaré de TCP J18102829-2729590.