jueves, 30 de abril de 2015

"El feeling de mirar a los cielos"

Corría el mes de marzo de 1982, yo hacía poco que había cumplido 13 años y justo estaba empezando a descubrir muchas cosas de la vida. Aunque también tengo que reconocer que en esa época, las conversaciones que mantenía con mis amigos eran casi monotemáticas: el Mundial de fútbol que iba a celebrarse en verano en España.

La verdad es que no guardo demasiados recuerdos de ese año, básicamente, el chico que se puso en el centro del campo del FC Barcelona durante la inauguración  del Mundial liberando una paloma como símbolo de la paz, que iba disimulada en un balón de fútbol; las imágenes de un Sandro Pertini eufórico junto al rey Juan Carlos I en el palco de la final celebrada entre Italia y Alemania Federal… y cuando pasé por un quiosco de prensa y me compré el ejemplar de la revista Muy Interesante del mes de marzo, con el dinero que me había “agenciado” juntando el cambio de varios recados que les había hecho a mis padres.

Fue la primera vez que me compré la revista, y recuerdo que al hacerlo, me sentí mayor e importante.

Ahora lo recuerdo con una sonrisa, pero tengo que reconocer que con mis 13 años, eso fue un gran acontecimiento.

Durante toda mi adolescencia fui comprando mensualmente la revista. Luego llegó la facultad y continuaba acompañándome cada mes. Acabé los estudios en 1992, y nunca faltaba en mi habitación. Se podría decir que crecí con ella, y mucho de mi interés por la ciencia y la cultura en general se lo debo a ella.

A partir del año 2000 el número de revistas que atesoraba (y que todavía conservo) se convirtió en un grave problema de espacio y muy a mi pesar, decidí dejar de comprarla.

Pero hará cosa de un par de años que vi la posibilidad de suscribirme a la versión digital por un precio muy económico. Compré un número para ver cómo había evolucionado y comprobé que había sabido adaptarse a los nuevos tiempos. Así que al final, vuelvo a ser un lector de Muy Interesante sin la amenaza de ser echado de casa por mi familia por culpa del espacio que ocupo con mis revistas y libros.

Uno de los apartados de la revista está dedicado a internet y en él, a veces publican enlaces a blogs propuestos por los lectores que consideran de cierto interés. Pues bien, hace unos meses me animé a enviarles un pequeño comentario acerca de “La Orilla del Cosmos”, y en el número de mayo he visto con alegría que han publicado una pequeña reseña.

Muy Interesante

La verdad es que me ha hecho mucha ilusión, más que nada por lo que he explicado al principio. Muy Interesante me acompañó mientras iba “descubriendo” el mundo y formando mi personalidad, y quieras que no, forma parte de recuerdos muy entrañables.

El mundo ha cambiado mucho respecto a lo que vivimos ese 1982, y yo también, pero las ganas de aprender siguen intactas, de ahí que quiera agradecer el esfuerzo a todos aquellos que, de una manera u otra, se dedican a divulgar cualquier rama del conocimiento.

El día en que ciencia, valores y respeto por la diversidad sea lo que predomine en la sociedad, podremos considerar que nuestra especie va por buen camino.

Muy Interesante

En fin, sólo quería compartir con los que seguís de manera más o menos habitual el blog, la alegría que me ha producido ver la referencia de “La Orilla del Cosmos” en la revista Muy Interesante, y daros las gracias por vuestras visitas, lecturas y comentarios. Pero al final veo que ha acabado aflorando parte de mi vena filosófica... :)

viernes, 24 de abril de 2015

NGC1501 - Nebulosa planetaria en Camelopardalis

Camelopardalis (La Girafa) es una constelación circumpolar, lo que significa que en el hemisferio norte podemos disfrutar de ella durante todo el año, pero es en invierno cuando se encuentra a una altura favorable para su observación.

Y especialmente en diciembre, durante las fiestas navideñas es cuando aprovecho para visitar algunos de sus objetos más significativos. Sin lugar a dudas, el asterismo conocido como la Cascada de Kemble es mi favorito. Nunca olvido mis prismáticos cuando tengo programada su observación.

Después, ya con el telescopio me dedico a bucear en busca de dobles por el cúmulo abierto NGC1502 que se encuentra justo al final de la cascada.

Pues bien, el 29 de diciembre de 2014 mientras planificaba mi observación vi que a tan sólo 1,5º al sur-suroeste de NGC1502 se encontraba NGC1501, una nebulosa planetaria que, en principio, parecía bastante asequible para mi SC de 235mm y los cielos oscuros, a pesar de la presencia de la Luna, con los que contaba.

Carta generada con Cartes du Ciel

Así que llegada la noche, saqué la cabeza a la terraza para ver cómo se presentaban las condiciones de observación. Había muchas ganas de sacar el telescopio, cada vez más, por culpa de las obligaciones y circunstancias de la vida tengo menos ocasiones de hacerlo, así que a pesar de que lo que vi no me entusiasmó demasiado, decidí hacer un esfuerzo y empezar a montar el equipo.

Soplaba el viento de una forma sostenida, se apreciaba bastante turbulencia atmosférica, la temperatura de 1ºC unida al viento provocaba una sensación de frío muy acusada, y si con todo esto no fuera suficiente, la Luna estaba brillando en el 62% de su superficie.

Observé un rato la Luna, pero no podía forzar demasiado los aumentos por culpa de la turbulencia. Después decidí apuntar hacia unos cuantos cúmulos abiertos y ya cuando el frío y las malas condiciones de observación hicieron que empezara a plantearme dar por terminada la sesión, di un último vistazo a la lista de objetos pendientes de observar y me fijé en NGC1501.

Sin demasiadas esperanzas dirigí el telescopio hacia la planetaria y sólo poner el ojo en el ocular no pude evitar una media sonrisa, ahí estaba. Probé con varios oculares y finalmente opté por dibujarla con el Nagler de 16mm:



 Se encuentra enmarcada en un campo estelar bastante pobre, que a decir verdad, cuando se trata de la observación de objetos débiles, no deja de ser una ventaja más que un inconveniente.

Después de adaptar la vista lo mejor que puedo a la oscuridad la voy notando mejor. Una manchita redondeada, muy delicada, pero perfectamente perceptible, y de un color grisáceo.

La estrella central brilla con una magnitud de 14,5, por lo que por mucho que lo intento, por lo menos esta noche, no soy capaz ni de intuirla. Y es una lástima, ya que esta estrella resulta ser uno de los alicientes de NGC1501.

Añado el filtro OIII y me quedo con únicamente dos estrellas en el campo del ocular, casi fuera de él, y la planetaria un poco más marcada. Sin embargo, no soy capaz de arrancarle ningún detalle más. Es posible que se deba a las malas condiciones de la noche, o tal vez mi telescopio y yo mismo no demos más de sí. Sea como sea, me ha gustado y decido que merece la pena dejar anotado volver a ella en una noche que ofrezca unas condiciones de observación más favorables.

Ahora sí, con los pies helados y los dedos al borde de la insensibilidad total, decido dar por concluida la sesión de observación.

"Aladin sky atlas" developed at CDS, Strasbourg Observatory, France

En esta fotografía sacada de Aladin, se puede apreciar la belleza de esta planetaria y también la presencia de su estrella central.

NGC1501 fue descubierta el 3 de noviembre de 1787 por William Herschel, brilla con una magnitud visual de 10,6 y se extiende unos 56” x 48”. Estos datos sugieren una cierta forma ovalada, y de hecho, leyendo observaciones de otros aficionados, muchos de ellos han sido capaces de percibirla. Por mi parte, sólo la vi con una forma redondeada. La noche no invitaba a utilizar grandes aumentos, por lo que no descarto que en otra ocasión pueda llegar a notar ese aspecto ovalado. Algo a tener presente cuando vuelva a observarla.

NGC1501 es conocida también como la nebulosa de la ostra (Oyster Nebula), y es conocida de esta manera por su peculiar estructura externa que muestra cierta semejanza a la concha de una ostra.

Así como con los cúmulos abiertos podemos llegar a identificarlos con sus apelativos poniendo un poco de imaginación por nuestra parte, en lo que respecta a las nebulosas planetarias, en la inmensa mayoría de ocasiones deberemos recurrir a la fotografía para relacionarlas con el sobrenombre. NGC1501 es uno de estos casos, y verdaderamente, se agradece mucho poder disponer de las fotografías realizadas por el telescopio Hubble para complementar nuestra observación visual.

Credit: ESA/Hubble & NASA

En esta fotografía ya se puede apreciar en todo su esplendor la estrella central, que como he dicho más arriba, es uno de los alicientes de NGC1501.

Siguiendo con el símil de la ostra, esta estrella representaría la perla que en ocasiones podemos encontrar en el interior de este molusco y teniendo en cuenta su poco brillo, apostaría que la satisfacción de percibirla con un telescopio adecuado sería equiparable a encontrar una perla en el interior de una ostra.

Pero en realidad, lo que hace peculiar a la estrella central es que resulta ser una estrella variable, y como tal está catalogada como CH Cam. Lo que resulta interesante no es el hecho de ser variable, sino el ser la estrella central de una planetaria y serlo. La AAVSO ofrece una carta para poder realizar estimaciones de brillo, y la clasifica como variable de tipo ZZ Ceti:

AAVSO

De nuevo, a nivel visual y con nuestros instrumentos de aficionado, esta variabilidad se nos escapa, ya que sólo oscila 0,1 magnitud en un periodo aproximado de media hora.

Para quien esté acostumbrado a realizar seguimientos de variables con una CCD, puede resultar realmente interesante.

Y volviendo a nuestros dominios de astrónomos aficionados visuales, bien vale la pena echar un vistazo a NGC1501 si estamos observando por la zona de Camelopardalis, sin lugar a dudas será un perfecto complemento al asterismo de la Cascada de Kemble y al cúmulo abierto NGC1502.

viernes, 17 de abril de 2015

NGC2251 - Cúmulo abierto en Monoceros

Fue una noche complicada. Viento, mucha turbulencia atmosférica, mucho frío (1º C) y la Luna brillando en el 62% de su superficie.

Por un lado, la turbulencia afecta especialmente la observación lunar y planetaria. Por otro lado, el brillo de la Luna afecta la observación de cielo profundo.

A lo dicho, una noche complicada. Pero últimamente las noches que puedo observar no son demasiadas y no era cuestión de darme por vencido tan rápido.

De manera que, aunque no se eleva demasiado respecto al horizonte (unos 20º), decido atacar un cúmulo abierto que tenía en la lista de objetos pendientes de observar acompañado por el apunte “bastante asequible”. Se trataba de NGC2251, en la constelación de Monoceros.

No resulta difícil de localizar. Podemos partir de Betelgeuse, la Alpha Orionis, y a unos 9,8º en dirección a Procion, la Alpha Canis Minoris, encontraremos 13 Orionis, una estrella de magnitud 4,5. Y desde ella, a 1º al norte –nordeste, encontraremos este bonito y peculiar cúmulo abierto.

Carta generada con Cartes du Ciel

Sólo poner el ojo en el ocular de 25mm (94x) ya puedo apreciar un grupo de estrellas que la primera impresión que me provocan es la de estar viendo el casco de una nave clásica, eso sí, sin vela.

La estrella central es la más brillante que aparece en el campo. Se trata de HIP31365, y brilla con una confortable magnitud 9,1. A su alrededor se disponen 6 ó 7 estrellas de magnitud cercana a la 10 que brillan lo suficiente como para hacer frente a las difíciles condiciones de la noche. El resto de las que aparecen en el dibujo que acabé haciendo, las fui sacando con paciencia y esfuerzo. Sin duda, en mejores condiciones, estoy seguro que el cúmulo puede ofrecer bastante más de lo que yo pude disfrutarlo.



Percibo todas las componentes con un color blanco-azulado, si bien es cierto que la turbulencia pudo enmascararme un poco los colores.

La HIP31365 se encuentra acompañada a poca distancia por dos estrellas más que producen la sensación de estar ante un sistema triple. Una cuarta componente, bastante más débil, las acompaña.

Estas cuatro estrellas centrales y la forma que ya he comentado de bote, tal vez sea lo más remarcable, por lo menos esta noche, de NGC2251.

Aladin Lite

NGC2251 es un cúmulo abierto descubierto en 1783 por Friedrich Wilhelm Herschel y situado a unos 4.300 años luz de distancia. Presenta una magnitud visual conjunta de 7,3 y un diámetro de unos 10’, por lo que resulta también perfectamente apto para pequeños telescopios y prismáticos.

A pesar de los condicionantes observacionales acabé contento con la observación de NGC2251, y me quedaron ganas de volver a él alguna noche más favorable.

Para concluir me gustaría hacer mención a una entrada de la página de Faith Jordan, donde comenta que la visión de NGC2251 le recordó la lámpara de Aladín, y pensándolo bien, resulta también un muy acertado símil.

martes, 14 de abril de 2015

Conjunción Venus - Pleiades el 13 de abril de 2015

El día 11 de abril de 2015 se produjo una bonita conjunción en el cielo cuyos protagonistas principales fueron Venus y la Pleiades. Se encontraban separados en el cielo por tan sólo 2º, y la vista con prismáticos o un pequeño telescopio debía ser espectacular.

Sin embargo, me pasó por alto completamente.

Son cosas que suelen ocurrir cuando uno está inmerso en otro tipo de preocupaciones, con el añadido de vivir en una gran ciudad que se encuentra de espaldas al cielo.

El caso es que sabiendo de la proximidad de Venus a M45, después de cenar decidí reposar un poco sacando los prismáticos 15x70 al balcón e intentar luchar, de nuevo, con la contaminación lumínica de Barcelona. La temperatura era agradable, así que no me importó demasiado relajarme un poco de esta manera después de un duro día de trabajo.

Dentro de los males, disfruto de una buena parte de cielo, Sur-Suroeste-Oeste, sin edificios excesivamente altos a mi alrededor, lo que me permitió ver sin ninguna dificultad a simple vista un Venus que brillaba con una magnitud de -4,05. Pero de las Pleiades, ni rastro.

Cojo los prismáticos y apunto a Venus, que se encuentra iluminado en un 74% de su superficie. Brilla con potencia y me resulta extremadamente difícil captar su fase. Al final, con algo de esfuerzo puedo notarla, pero reconozco que alguien que no esté al corriente que Venus presenta fases, hoy, en mis condiciones, no se habría percatado de ello.

La cercanía de Venus, ya no tanto al horizonte (14º), como a los tejados de los edificios hace que no me entretenga tampoco demasiado y vaya directamente a la caza de las Pleiades. Con los prismáticos ningún problema, a unos 3º de Venus puedo percibir la configuración familiar que forma este joven cúmulo abierto.

A pulso soy capaz de distinguir perfectamente sus estrellas más brillantes: Atlas (3,63), Pleione (5,03), Alcyone (2,87), Merope (4,18), Maia (3,88), Asterope (5,76), Taygeta (4,30), Celaeno (5,45) y Electra (5,44); pero en seguida me doy cuenta que si quiero exprimir al máximo esta conjunción no voy a tener más remedio que montar los 15x70 en el trípode. Así lo hago, y gracias a ello empiezo a percibir estrellas más débiles que hace unos minutos, observando a pulso, se mostraban esquivas.

Y aprovechando que tengo los prismáticos bien firmes en el trípode, decido dibujar lo que veo:


Varias cosas me van pasando por la cabeza mientras voy dibujando.

En primer lugar pienso que de no haberme decidido a dibujar el evento, me hubiesen pasado por alto varias de las estrellas más débiles que he acabado añadiendo al dibujo.

Después me he lamentado no haber podido cazar la conjunción el día 11, en que se encontraba Venus separado por unos 2º de las Pleiades, ya que hoy, a unos 3º y pico, ambos objetos me quedaban en los extremos del campo de los prismáticos, con lo que no podía evitar, si quería verlos a la vez, sufrir de cierta coma.

Por otro lado, me ha faltado papel. He empezado dibujando las Pleiades, y luego, cuando iba a dibujar Venus, a la hora de estimar su posición he visto que se encontraba dos veces más allá de lo que ocupaba M45. En el dibujo no he tenido más remedio que dejarlo a una vez y media…

Y finalmente, ya con el dibujo acabado, he vuelto a echarle un vistazo a ojo desnudo y vuelto a comprobar que la contaminación lumínica se comía por completo a M45. Es difícil la práctica del observador urbano.

Pero con todo, esta noche he alcanzado uno de los objetivos fundamentales de la afición: disfrutar un rato del cielo, relajarme y olvidar por una hora los problemas de la vida cotidiana. Misión cumplida.

viernes, 10 de abril de 2015

RX Leporis y R Leporis, estrellas de carbono en Lepus

Cuando estoy observando Orión, a menudo suelo desviarme un momento por la constelación de Lepus, para echar un vistazo a R Leporis, la conocida como “Hind’s Crimson Star” (La estrella Carmesí de Hind):

http://laorilladelcosmos.blogspot.com.es/2010/02/r-leporis-variable-de-rojo-intenso-en.html

A finales de 2014 leí un tema iniciado por “Vdp”, un compañero del foro de la Asociación Astronómica Hubble, en el que explicaba una curiosa anécdota acerca de RX Leporis, otra estrella de carbono que se encuentra por la zona y que no conocía.

Leer su experiencia hizo crecer mi curiosidad y el 17 de enero de 2015, aprovechando una buena noche de observación en Barcelona ciudad, decidí ir a la caza de ambas.

Resulta muy fácil localizar a RX Lep con unos sencillos prismáticos. Partiendo de Rigel (Beta Orionis), a prácticamente unos 4º en dirección a Pi Leporis, podremos reconocerla gracias a su característico color entre anaranjado y rojizo, justo al lado de otra estrella muy bonita, la doble Iota Leporis.

Carta generada con Cartes du Ciel

Con una carta más detallada, podemos concretar un poco más el campo con el que nos encontraremos e identificar la otra protagonista, R Leporis, que junto a Pi Lep y RX Lep forma un bonito triángulo isósceles que podemos disfrutar en el mismo campo de unos prismáticos 10x50:

Carta generada con Cartes du Ciel

RX Leporis es una gigante roja, muy fría, con una clase espectral de tipo M6III, que presenta una variación de magnitud que, según la AAVSO, oscila entre la 5,12 y la 6,65 en un periodo de 79,54 días.

Esta estrella presenta un avanzado estado de evolución, con un núcleo rico en carbono y un diámetro estimado entre 0,5 y 1 UA se encuentra ya en un estadio cercano a su transformación en enana blanca.

RX Leporis se encuentra a una distancia de 450 años luz.

AAVSO

Cuando se observa, uno no puede evitar compararla con Iota Leporis, la doble que comentaba antes y que se encuentra separada uno 13’ de ella.

El contraste cromático es impresionante. El anaranjado de RX Lep resalta todavía más si lo enfrentamos al potente blanco que ofrece Iota Lep.

Con una clase espectral B8V y una magnitud de 4,5, Iota Lep está situada a unos 241 años luz, y la podemos ver junto a dos compañeras.

La catalogada como Aa, de magnitud 7,2, está demasiado cerca como para poder ser desdoblada con pequeños telescopios. Los 0,4” de separación representan un verdadero reto.

La componente B es más asequible gracias a su magnitud 10,8 y a una cómoda separación de 17,6”. Sin embargo, desde Barcelona ciudad me fue imposible percibirla.

La observación urbana, lamentablemente resulta una actividad muy exigente y más a menudo de lo que sería deseable no permite exprimir toda la belleza que nos puede ofrecer el objeto que estamos observando.

Este es el dibujo que hice de lo que pude ver con mi SC de 127mm a 50x:



Haciendo una estimación comparándola con las estrellas que me aparecían en el campo del ocular, le estimé una magnitud de 5,8, pero para ser sinceros, esa noche quise centrarme en la observación cromática más que en la estimación de brillo.

Al igual que con R Leporis:



R Leporis es la más brillante que puedo apreciar en el campo que me ofrece el ocular de 25mm (1º) y, ciertamente, el color rojizo que presenta es mucho más marcado que el que me ofrecía RX Leporis.

Nunca me canso de observarla, y el descubrimiento de RX Leporis, sólo ha hecho que añadir alicientes a la visita que pueda hacer por la zona.

Para concluir, a modo testimonial, adjunto dos fotografías que hice a foco primario del SC de 127mm con mi Nikon D5100:





La observación desde ciudad no es fácil. La contaminación lumínica condiciona sin remedio, pero gracias al colorido que nos ofrecen las estrellas de carbono, como en este caso son R y RX Leporis, nos permiten tener una alternativa viable de observación que nos puede hacer pasar un buen rato con el ojo pegado al ocular.

miércoles, 1 de abril de 2015

NGC2841 - Galaxia en Ursa Major

Si hablamos de galaxias que podemos disfrutar en la constelación de Ursa Major, sin lugar a dudas vendrán a nuestra mente las espectaculares M81, M82, la esquiva M101, la más agradecida M109 y la alargada M108.

Pero esta constelación todavía nos tiene reservada alguna que otra sorpresa galáctica más allá de los objetos Messier. Un buen ejemplo es el de NGC2841, una galaxia espiral que se encuentra relativamente cerca de nosotros, a sólo 46 millones de años luz.

A diferencia de lo que ocurre con otros objetos de cielo profundo, con NGC2841 se ha podido establecer una distancia muy aproximada gracias al estudio de un buen número de estrellas variables cefeidas que pudieron detectarse a partir de fotografías realizadas por el telescopio Hubble.

Lucas M. Macri, del Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics, y su equipo, publicaron un artículo en 2001 (http://arxiv.org/pdf/astro-ph/0105491v1.pdf) donde expusieron su estudio realizado sobre 26 cefeidas de NGC2841 que les condujo a estimar una distancia de 14,1 Mpc, es decir, los ya comentados 46 millones de años luz. Con anterioridad a estas investigaciones, se pensaba que esta galaxia se encontraba a sólo 31 millones de años luz.

A nivel visual se extiende 6,6’ x 3,4’, brilla con una magnitud de 9,5 y resulta ciertamente asequible a todo tipo de telescopios. Eso sí, mejor observar desde unos cielos oscuros.

Esta galaxia fue descubierta el 9 de marzo de 1788 por William Herschel, que la llegó a describir como una “nebulosa lechosa” (Milky Nebula).

La noche del 24 al 25 de diciembre de 2014 pude echarle un vistazo con mi SC de 235mm desde unos cielos con muy poca contaminación lumínica.


Con estas condiciones favorables de observación, con sólo poner el ojo en el ocular de 16mm (146x), ya puedo disfrutar perfectamente de esta galaxia, que para ser sinceros, me ha sorprendido gratamente.

Pero esto es sólo el principio. A medida que voy adaptando mejor la vista a la oscuridad, utilizo la visión lateral y muevo ligeramente el tubo, la voy percibiendo mucho mejor.

Destaca un núcleo bastante brillante y compacto, envuelto por un halo ovalado y extenso que al principio se muestra de manera tímida, pero a medida que van pasando los minutos acaba mostrándose de forma muy orgullosa. Una galaxia muy bonita y agradecida que desconocía.

El campo estelar donde se encuentra enmarcada en el Nagler de 16mm resulta ciertamente pobre, pero las cinco estrellas que se encuentran presentes tienen su encanto.

Las tres que se encuentran más próximas a la galaxia forman un bonito triángulo isósceles, mientras que la que se encuentra en la parte inferior del dibujo, la HIP45965, que brilla con magnitud 8,5, presenta un muy atractivo color entre amarillo y anaranjado.

Si visitamos las galaxias de Ursa Major, merece la pena dedicar algo de nuestro tiempo a NGC2841. En mi caso, ha resultado mucho más asequible que la M101.

Después, ya podremos deleitarnos con esta magnífica fotografía del Hubble: